CAPÍTULO 22

3 0 0
                                    

Matthew

Han pasado 3 semanas desde mi ruptura con Megan, aún me sorprende que haya podido sobrevivir 3 semanas sin ella...

Las peores 3 semanas.

En el colegio las cosas han estado normales, pero para mí ha sido de sufrimiento; los días se sienten tan largos y pasan tan lentos que a veces me dan ganas de apagarme por unos cuantos días y despertar sabiendo que todo está bien entre nosotros.

Adriana se ha negado hablar conmigo rotundamente, en las reuniones llega puntual y se va apenas termina, no me dirige la mirada y tampoco me habla.

Entiendo que toda esta situación le afecta a ella también, pero yo quiero hablar con ella decirle lo que ha pasado, como ha pasado y las razones por las que hicimos muchas de las cosas que hicimos, pero ella simplemente se niega a hablar conmigo en absoluto, ni siquiera sobre trabajo.

Tengo que hablar con ella, aunque me cueste.

Hoy saldré con Matthia y Graciela a regañadientes, sinceramente no quiero salir de mi casa, pero si eso involucra un poco de alcohol para olvidar lo que ha pasado entonces lo haré.

Graciela se ha pasado las últimas semanas reprochándome por no decirle nada porque ella no me hubiera dejado cometer semejante locura con una estudiante y claro que se ha encargo de decirme que la olvide, que no piense en regresar con ella porque es algo que definitivamente ella no va a permitir, no después de ver como he quedado con nuestra ruptura.

Salgo de mi oficina obligado por mis amigos y nos vamos directamente para una discoteca cercana en la ciudad. Entramos pedimos una mesa y nos sentamos comenzando con nuestra primera ronda de bebidas.

Salí a bailar un par de veces con mis amigos y en otras prefería quedarme sentado bebiendo. Las copas comenzaron a hacer efecto cuando dejé de sentir dolor en mi corazón, sentirme menos pesado y más ligero, ya ni el ruido que hace un rato me molestaba lo hacía.

En la entrada vi a un grupo de chicos entrando y ahí estaba ella... mi nena, mi Megan, siendo arrastrada por Ginna hasta una mesa en donde pidieron bebidas y comenzaron a tomar. Todos sus amigos están: Santiago, Sebastián y hasta Mario está con ellos.

Aunque Mario es por Ginna.

Puedo ver que algo brilla en su cuello y a lo lejos puedo reconocer el collar que le había comprado en Italia, el de ella es un corazón que dice "Siempre" y el mío es un rectángulo con un corazón adentro donde se incrusta el suyo, solo que el mío dice "Espera por mí".

Veo cuando comienzan a tomar y bailar, decido no moverme de mi mesa para verla desde aquí. Es mi única opción ya que no puedo acercarme a ella para decirle cuanto la amo y que estar separados me está matando.

—Vamos a bailar— dice Graciela tomándome de la mano y distrayéndome.

—No, no quiero— sigo viendo hacia el frente para no perderla de vista.

—¿Qué estás viendo? ¡Vamos a bailar!

—Qué no quiero Graciela, entiende de una vez— Matthia se acerca y le dice que vaya ella a bailar mientras él se queda conmigo.

—¿Qué pasa amigo?

—Ahí está Megan.

—¿Dónde?— la señalo y la ve —iré a saludarla.

—¡No! Porque sino yo tendré que ir también y después ya sabes cómo me pongo.

—Solo diré hola y me regreso.

—¡Que no! Yo quiero decirle hola, no tú, tú no tienes que ir a hacer nada ahí. Ella es mi chica, solo mía recuerda.

—Está bien hermano, pero entonces sal a bailar y deja de verla como un acosador.

Sobre nuestra pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora