CAPÍTULO 4

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Matthew

Hoy al fin pude verle el rostro a la mujer que no ha salido de mi cabeza desde que me besó.

Jamás imaginé que esa mujer que no ha salido de mi cabeza fuera a ser una estudiante del colegio donde trabajo ahora, es el mayor de los errores y espero que ella lo olvide porque sin duda es un error que no se puede repetir.

En mi cabeza no puedo dejar de pensar en sus ojos color miel, en su pelo risado color castaño, sus labios rosados que ahora sé son suaves como su voz. Su cuerpo, sus caderas, físicamente es preciosa, pero bien sé que es inapropiado estar pensado en ella de esa forma.

El hecho de que no sea menor de edad es un alivio, aún así no deja de ser prohibido y tentador. Cuando la veo solo recuerdo ese beso y me dan ganas de volver a probar esos labios suaves y rosados.

Si vieran mis pensamientos ahorita me despiden.

Paso el resto de la tarde y de la noche trabajando. Hoy tuve una pequeña reunión con el comité quien me puso al tanto de todas las actividades que ya estaban programadas para lo que resta del año.

La convivencia, cena de graduación y la graduación de los estudiantes de ultimo grado está cerca y hay demasiadas cosas que debemos planear para que todo salga perfecto.

Otra de las cosas que no salen de mi cabeza fue esa supuesta serenata que le dio ese mocoso a ella. Todos con caras de enamorados viendo la escena mientras que yo solo podía sentir mi cara arder mientras tenía los puños apretados muy fuerte.

—Matt— dice mi amigo Matthia sacándome de mis pensamientos —¿qué haremos esta noche?

—Matthia, es lunes por la noche, no voy a salir a ningún lado en día laboral.

—Solo va a ser un día, no seas aguafiestas.

—Lo siento, tengo mucho trabajo.

—Prepararé algo para cenar entonces, ya que no quieres salir.

—Mientras lo que vayas a preparar no provenga de KFC todo está bien.

Matthia y yo sabemos que se le da pésimo la cocina, siempre que dice que va a cocinar termino con intoxicación e incapacitado por tres días a causa de su pésima elección de comida. Cuando pide comida rápida siempre sucede algo que hace que me caiga fatal al estomago por eso la evito a toda costa, en especial si es Matthia quien hace el pedido.

—¿Sigues pensando en esa mujer?

—Pienso en lo pésimo cocinero que eres y que siempre me terminas intoxicando.

—Falacias— me alcanza una copa de vino. Matthia ama tomar vino. Se crío en Italia y trae eso en la sangre, es la única cosa que agradezco de él en cuanto a alimentación se refiere, su buen gusto por el vino. —¿Cómo sigue tu abuela?

—Está bien, Amanda se ha asegurado que tome sus medicamentos y se ha encargado de descansar como dijo el doctor, también ha estado comiendo mejor y eso le ha ayudado a subir sus energías.

—¿Estás seguro de que es un buen lugar dónde está? Vea que hacer menos una caída en una adulta mayor es bastante grave.

—Lo he estado pensado, veremos qué otras cosas y sino la cambio de lugar. No puedo permitir que mi abuela esté en un lugar donde no cuidan bien de ella.

—Entonces...— rodea la mesa sentándose a mi lado —¿Cómo son las cosas con Amanda?

—No hay nada, solo es la enfermera de mi abuela.

—¿Estás seguro? Ella siempre ha sido directa contigo de sus intenciones y tú tienes tres años sin tener una relación, deberías darle una oportunidad.

Sobre nuestra pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora