CAPÍTULO 14

6 0 0
                                    

Megan

Han pasado dos semanas desde mi accidente en la oficina de Matthew.

Al fin he terminado mi "castigo" y puedo regresar a mi vida normal sin tener que ir todos los días a esa oficina. Lo único bueno es que veía a Matthew, pero después de ahí estaba deseando terminar el "castigo"

Estas dos semanas con Matthew las cosas han ido tranquilas, estamos un poco inquietos y a veces se nos olvida que debemos ser discretos con ciertas cosas, pero todo ha ido bien y eso me pone muy feliz.

Hemos tenido algunas citas y todos los días siempre me deja la flor con la nota sobre la mesa como desde el principio, lo que me parece algo muy lindo de parte de él.

Mi mamá comienza a sospechar que estoy saliendo con alguien por las ultimas cenas que he tenido con Matthew, solo que aún no me siento preparada para decirle lo que está sucediendo porque estoy segura de que se lo puede tomar a mal, después de todo es su jefe lo que lo vuelve peor.

Emma está encima de mí queriendo saber quién es esa persona y por qué no quiero contarle nada. Quizás ella lo vea desde el punto de hermana de querer protegerme, pero sé que se sigue viendo con Julio y sé muy bien que le va a contar y yo no necesito que él sepa sobre mi nueva y sana relación con Matthew.

—¿Estás lista?— dice mi mamá entrando a mi cuarto.

Son alrededor de las 4 de la mañana, pero iremos de excursión a la playa con los profesores del colegio, como su hija estoy invitada y claro que no podía negarme.

Menos porque Matthew irá.

Bajamos con nuestras maletas listas, yo llevo mi traje de baño por debajo de mi ropa así que ya voy preparada para meterme al mar en cuanto lleguemos. Escuchamos el sonido de la buseta contratada llegar y salimos para encontrarnos con todos.

Mario es el primero en bajar de la buseta, creo que es el que está coordinando todo en este momento y no dejar a nadie botado. Reciben nuestras maletas para guardarlas y automáticamente nos subimos a la buseta a buscar nuestros campos. Mi mamá se va con sus amigas y yo me quedo sentada junto a Mario en la parte de adelante.

—Megan— me saluda Sebastián, hijo de una de las amigas de mi mamá.

—¡Seb! Tenía años sin verte— Sebastián es dos años mayor que yo—¿Cómo te está yendo en la universidad?

—Tratando de sobrevivir.

—¿Cómo ha sido tú experiencia ahí?

—Es maravillosa, pero a la larga te cansas y solo cuentas los cursos restantes para salir de ahí...

Durante el trayecto fui hablando con Sebastián hasta que llegamos a la casa de Matthew, lo sé porque es la persona que se sube a la buseta y se queda observando.

—Meg— dice Mario —vas con Sebas ya que llevan una platica entretenida y yo con Matthew— sin decir mucho me cambio de lugar y los otros dos se sientan quedando Matthew frente a mí.

Por alguna razón siento que lo estoy traicionando, aunque no es así. Sabemos que frente a los debemos ser disimulados y aunque quisiera ir con él, estar rodeados de los profesores nos limita a actuar disimuladamente.

Recibo una sonrisa tranquilizadora de parte de él y continuo mi conversación con Sebastián hasta que me quedo dormida en su hombro y él con su mejilla sobre mi cabeza.

Lo sé porque nos despertamos en esa posición al llegar y porque Mario se encargó de hacernos mil fotos y enviármelas. 

Nos bajamos de la buseta y recibimos el sonido de las olas, de las gaviotas, de los vendedores y de los turistas paseándose por la playa.

Sobre nuestra pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora