Veintidoseavo Capítulo

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- Cecilia, - llamo la voz de la peliverde a la puerta que llevaba el número trece puesto en metal. - me debes un mes de renta. - dijo haciendo su voz más grave para que pudiera hacerse pasar por la de un hombre. -

Por fin después de tanto misterio y discreción, Demencia por fin aprendió algo nuevo y útil en Internet.

Aprendió a doxear personas.

Era una función excepcionalmente útil para ella siendo un villana y mas importante aún al ser una matona de primera clase.

Ya no tendría que estar vigilando de manera física a sus víctimas, ahora podia hacerlo desde su teléfono estando dentro de la mansión sin tener que asolearse o disfrazarse para seguir a alguien y ponerle fin a su patética vida.

- Ni siquiera toca pago del apartamento hoy. - replico la voz de la rosada detrás de la puerta. - Déjame sola. - pidió. -

La voz de la rosada envés de sonar asustada o preocupada era más cansada, claro, que te acosen de tantas formas y no te den ni un solo día de descanso es agotador mentalmente.

Luego el agotamiento mental le pasa factura a tu cuerpo y tu energía parece nula, solo quieres pasar en cama esperando a morir o a que todo de manera súbita e irreal se detenga, que un día te despiertes sin más mensajes, llamadas ni cartas recordándote que puedes terminar en un sanatorio de nuevo siendo un conejillo de indias.

Eso mismo le sucedia a ella.

A penas comió y queria dormir pero, después quitarse su uniforme, ponerse algo cómodo para descansar su puerta principal parecia que iba a caerse por los golpes que le estaban dando.

Con toda honestidad le daba igual si le robaban o querían su dinero, estaba tan agotada que mientras pudiera tener un descanso de esta vida tan caótica que tenia actualmente iba a ser suficiente.

Pero, después de notar que evidentemente no querían algo material de ella y que no habían entrado aún pues concluyo que de verás querían hablar con su cansada persona.

Para ahora estar en este escenario donde ella esta detrás de su puerta principal gritándose mutuamente con alguien.

En este momento deseaba haber puesto de esos timbres que tienen cámara para poder saber quien la estaba molestando.

- Ábreme por un jodido demonio. - exigió con molestia. - No vengo a darte una paliza pero, si no me abres terminare haciéndolo. - aseguró y para ese instante ella ya habia detectado de quien esñra esa voz aguda y energética. -

¿Que hacia esa desquiciada ahí?

Y mas importante todavía, ¿Como logro saber que ella vivía ahí?

Dudo en abrir la puerta por un momento pero, a como ella mismo dijo, si la dejaba esperando esa chica iba a destrozar la pieza de madera que las separaba físicamente para luego ir por ella con una violencia desmedida que es lo habitual de ella.

Con su mano derecha temblando por el mar de ideas catastróficas junto con los recuerdos del día que ella salio del sanatorio reproduciéndose a alta velocidad en su mente tomo el picaporte y abrió la puerta dando la imagen de la compañera peliverde de su amigo frente a ella.

- Ya sé que te preguntas que carajos hago aquí, rosadita. - habló antes de poder dejar articular una sola palabra a su contraria y entrando sin permiso ni cuidado al lugar importandole poco lo que ella sintiera referente a su sonora presencia. - Por increíble que suene necesito que me contestes un par de cosas. - le informó una vez estaba dentro. -

Cecilia cerró la puerta y se dio la vuelta para estar de tú a tú con ella.

- Primero deberías de preguntar si puedes pasar, - soltó con una incomodidad muy notoria en su voz. - segundo, ¿Que haces aquí? - la interrogó con auténtica confusión de tener a Demencia ahí. - tercero y último, ¿Como supiste que vivia aquí? - preguntó. -

Sin Tiempo | Demenflug x PaperheedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora