Veintitreceavo Capítulo

274 22 94
                                    

Unos mensajes de texto, un plan mal elaborado, la sed de venganza teniendo la boca de dos mujeres completamente seca capaces de beberse un litro de ese líquido de golpe y un científico que es más indeciso que un niño pequeño en una jugueteria con nueva mercadería que le dieron la limitada opción de solo escoger uno de esos tantos juguetes después, las cosas han estado un poco calmas para los tres.

Pero, solo un poquito, cuando la paz es tensa, no es una paz verdadera, nunca lo será.

Tan de la nada, doña perfumes dejo de recibir tanto acoso, seguían llegandole mensajes y cosas de esa índole pero, no volvieron a llamarla ni de números privados o falsos.

Estaba trabajando en una tienda de cosméticos, tuvo la muy buena suerte de encontrar un trabajo rápidamente, así que no tenia que pensar en como pagar renta los meses que venían.

Ahora mantenia un contacto más cercano con la desquiciada que la dejo libre por accidente.

En el curso de estas dos semanas se encontró teniendo una charla muy seria con su almohada llegando a la conclusión que su decisión sobre vengarse de su ex compañero de clases era posiblemente fruto de la impotencia y enojo que sentía en ese momento.

Pero, a la vez concluyo que él habia actuado de una manera tan espantosa con ella envés de ser directo.

Es más, hasta le pudo haber mentido, pudo decir que su jefe le prohibió tener contacto con ella y ahí termina el cuento.

Pero, no, escogió el camino difícil, decidió traumarla aun más de lo que ya estaba para que hiciera una locura y no volver a tener ningún contacto entre los dos.

Comprendía un poco más la posición de la lunática peliverde, no justificaba sus acciones, menos apoyaría todo lo que hizo por como manejo la manera de ser de su compañero de trabajo, sin embargo podia ver por que actuo así.

Al menos ese derroche de irracionalidad y violencia la tenían libre de ese enfermizo psiquiátrico.

Estaba en su descanso en estos momentos contestando unos mensajes que tenia pendientes de su cómplice.

Habían estado hablando de como ella podia conseguir varios números de teléfonos distintos para ponerlos como si fueran de su dominio para ver si de pura casualidad al activarlos le llegaba algún mensaje o tendría que esperar para que eso suceda.

La rosada cambio su número de celular varias veces y lo más que pasaba en tranquilidad con su nueva línea telefónica era un par de horas, luego comenzaban a llegar varios mensajes.

Las cartas nunca dejaron de llegar a su casa, ambas descubrieron que un pequeño dron era quien le hacia llegar eso.

Dem por su parte ya tenia pruebas suficientes de que era don bolsa él que estaba detrás de todo este raro espectáculo, la pequeña bocina que solía tener antes en su computadora ya no era visible y en un momento de distracción ella logro ver como en una computadora portátil estaba conectando su teléfono para que en la pantalla se vieran varios mensajes salir cada cierto tiempo.

De lejos no distinguio muy bien lo que pasaba pero, para algo sirven los zooms de las cámaras de nuestros teléfonos móviles.

Tomo varias fotos y se las hizo llegar a Cecilia que le confirmo que había recibido esos exactos mensajes.

Solo le faltaba comprobar si él también enviaba las cartas.

- Demencia. - llamo la voz del científico detrás de ella haciendo que soltará su teléfono en sorpresa, no queria ni pensar que él habia estado todo este tiempo detrás suyo viendo la conversación que estaba teniendo. - ¿Puedo hablar contigo por un instante? - preguntó manteniendo un tono suave en su voz. -

Sin Tiempo | Demenflug x PaperheedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora