¡Todos los one shots son de The walking dead!
°lectora x personaje°
°contenido explícito; drogas, alcohol, lenguaje sexual, actos sexuales°
{en pausa por un tiempo, la autora quizás vuelva dentro de un tiempo, ya que está ocupada con otros proyecto...
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Maratón1 de 3 --------------------------------
Maggie, era amiga de Glenn.
Carol, era amiga de Glenn.
Michonne, era amiga de Glenn.
incluyendo a unas cuantas más.
pero Alicia, era su mejor amiga. Y por ello, tenía ciertos privilegios en los que ambos gozaban, y estaban de acuerdo con repetir variadas veces; el sexo.
cuando surgía la oportunidad, ninguno podía aguantar en quedarse quieto y no atacar sus labios como si sus vidas dependieran de ello. Era una especie de necesidad biológica el que cada cruce mirada de más de 5 segundos, por la noche pasará a ser una guerra entre las sábanas y respiraciones agitadas.
Era costumbre, y cada que podían, hacían que sus cuerpos se formarán en uno solo.
-mierda, Glenn..- gimoteo.
abrazo el cuerpo del contrario, mientras el asiático se introducía dentro de ella con cuidado y lentitud.
la casa era silencio, sus gemidos no podían ser fuertes si no querían ser descubiertos y pasar una situación vergonzosa.
sus labios suaves besaron la mejilla del asiático, dándole repetidas caricias con la punta de su nariz.
era una noche como cualquier otra, se encerraban y tenían su momento de "mejores amigos", aún que para el exterior no se les pasará la loca idea de lo que ambos hacían encerrados.
Sabían ocultarse muy bien, pero tras tanto tiempo y las miradas encerrando los sentimientos, el grupo tenía ideas de lo que podía pasar, aún que no completamente seguras.
-eres hermosa..- elogio el chico, tras besar cada rincón de su cuello y clavícula, siendo suave en todo lo que podía, desde sus toques hasta sus palabras.
la chica solo pudo sonrojarse, acostumbrada a ese tipo de elogios, aunque esperaba que nunca pararan. amaba saber que Glenn la quería tanto como ella a él.
y la escena dió fin cuando ambos liberaron, tras besos lentos y dando palabras dulces que cualquiera podría derretirse.
el asiático presto su pecho para que Alicia pudiera acostarse en su cuerpo cómodamente.
sus piernas revueltas, y sus cuerpos juntos centímetro por centímetro, ambos cayeron en el sueño profundo.
(...)
Las voces cantoneras del grupo sobre la mesa, daba el ambiente feliz y cómodo que tanto amaban y deseaban.
todos contando historias y datos sobre su vida antes del apocalipsis, contándolo como si esas escenas estuvieran tan lejos de poder volver a repetirse, por qué era totalmente cierto que, tras un apocalipsis, nada podía ser igual.
