Capítulo 4

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Rasgo con mi garra derecha la garganta del muchacho frente a mi. Una gran cantidad de sangre sale de la herida y después caer muerto en el suelo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro para después girar hacia los demás chicos que están presentes.

Camino lentamente hacia todos mientras que lloran del terror que están sintiendo.

—El juego ha sido demasiado divertido. Pero cómo todo juego tiene que terminar.

—No... no por favor Leo. No nos hagas nada —dice uno de ellos —. Lamentamos todo lo que te hemos hecho. Sentimos haberte molestado día tras día. Pero por favor ten corazón.

Me detengo justo frente a él.

—¿Corazón? Yo no tengo corazón.

Le rasgo la garganta delante de todos y el frío lugar se inunda por los gritos de sus amigos. En cuánto él cae al suelo muerto comienzo a atacar a los demás chicos del orfanato hasta no dejar a nadie con vida.

[...]

Un grito sale de mi boca y abro mis ojos de golpe para encontrarme con el techo de mi habitación en la escuela Salvatore.

Llevo mis manos hacia mi rostro, de nuevo esa maldita pesadilla.

Jamás me voy a poder librar del pasado, él no lo va a permitir. Me seguirá haciendo la vida miserable hasta que lo deje salir para comenzar un nuevo juego aquí en la escuela. Creo que si fue un error haber venido después de todo, conmigo aquí el director Saltzman, sus hijas y hasta la misma Hope Mikaelson corren peligro.

Me levanto de la cama y camino directamente hacia el balcón de la habitación. Abro las puertas y salgo para tomar un poco de aire.

Odio lo que soy. Lo odio demasiado.

¿Qué mal pude haber hecho para qué me pasará todo esto? No lo entiendo.

Las miradas de todos esos chicos siempre están presentes conmigo. También cada una de sus palabras, no tuve piedad con ellos. Definitivamente soy un monstruo maldito. Un monstruo que tiene que ser destruido.

Salto desdé el balcón de la habitación y caigo de pie en el suelo para después ir hacia el bosque. Me adentro en la naturaleza y comienzo a caminar sin rumbo fijo hasta detenerme debido a unas rejas que dividen la escuela del resto del bosque.

Las escalo sin ningún problema y logro cruzar para reanudar mi caminata por el bosque oscuro.

Necesito calmarme, necesito dejar de temblar. Mi corazón está latiendo cómo un maldito loco, no puedo perder la cabeza. Si lo hago él puede aprovechar esa pequeña oportunidad para querer tomar el control.

Tengo que mantenerlo encerrado, ahora más que nunca.

Sigo caminando perdido en mis pensamientos hasta encontrarme de frente con una pequeña construcción.

La veo más detalladamente y me acerco a ella para darme cuenta que se trata de un viejo molino.

Está frío y muy oscuro. Pero es un lugar tranquilo para intentar calmarme.

Me adentro en el lugar y tomo asiento en el suelo.

—¿Qué pasa Leo? ¿Tuviste pesadillas? ¿Quieres a mamá? —él aparece a mi lado.

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