Capítulo 30

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Hemos regresado a la escuela Salvatore después de una larga Navidad, Hope y los demás fueron a encerrar a Clarke a las celdas para lobos nuevamente mientras que yo me he quedado con Sebastian en mi habitación.

Él aún sigue un poco débil, su cuerpo está tardando en sanar y eso me preocupa mucho.

—Vas a estar bien dentro de poco...—tomo las manos del vampiro mientras esté yace profundamente dormido en mi cama —. Solo fue verbena, tú eres más fuerte que ella. Eres Sebastian, un vampiro antiguo. Te podrás bien.

—Tú... realmente te preocupas por él —la voz de Lizzie se oye a mis espaldas.

Suelto las manos de Sebastian, doy vuelta y me encuentro con la bruja.

—Realmente lo amas —me dice.

—Nunca he mentido respecto a eso.

—Incluso me atrevería a decir que lo amas más a él que a Hope —comenta la rubia.

—¿Qué haces aquí Lizzie?

—Yo... venía a hablar contigo, mi hermana... me hizo darme cuenta que mi conducta no ha sido la mejor. Yo he venido a ofrecerte una disculpa Leo, cuándo Sebastian te eligió a ti antes que a mi... yo me llene de rabia. Los celos se apoderaron completamente de mi —dice —. Yo perdí el control.

—Lizzie...

—Perdón Leo, de verdad... espero que puedas perdonarme. No debí de haber sido tan cruel contigo, desdé que llegaste a la escuela Salvatore no has hecho otra cosa más que cuidarnos y preocuparte por cada uno de nosotros. Tú salvaste a mi hermana de Clarke y de la magia negra y por ello te estoy agradecida infinitamente.

—No tienes que agradecerme, Lizzie ustedes son muy importantes para mi. Ustedes se transformaron en mis hermanos.

—¿Crees qué puedas perdonarme Leo?

Me acerco a la chica y tomo sus manos.

—No tengo nada por que perdonarte, Lizzie.

Una sonrisa se forma en el rostro de la bruja.

—Realmente espero que seas feliz con Sebastian, creo que... ustedes dos son almas gemelas. Se comprendieron desdé el primer momento en el que se vieron.

—Te quiero, Liz.

—Yo también te quiero, zorrito —me da un abrazo —. Te prometo que jamás volveré a ser una perra contigo.

Me río, nos dejamos de abrazar y los dos volteamos hacia el vampiro.

—¿Crees qué tarde en recuperarse? —pregunta ella.

—El pozo estaba lleno de verbena, Sebastian quedó muy lastimado. Tu padre dice que sus heridas tardarán un poco en sanar —le respondo.

—¿Y si le damos sangre?

—Eso podría ayudar.

—¿Le planeas dar de tu sangre?

—Si.

—Eso es muy noble y lindo de tu parte.

—He estado solo demasiado tiempo Lizzie, no quiero perder a nadie más —contesto —.¿Encerraron a Clarke perfectamente?

—Si, no te preocupes. Él no volverá a escapar.

—Bien.

[...]

—El juego ha comenzado, Leo —escucho la voz del zorro a lo lejos —. Es tiempo del espectáculo.

Abro mis ojos, Sebastian aún está durmiendo.

Me levanto del sofá, camino hacia la salida, abro la puerta y abandono mi habitación.

Camino por el pasillo solitario hasta llegar a la puerta de hierro que oculta las celdas de los hombres lobo.

La abro, entro y voy hacia la celda en dónde se encuentra el golem.

—Vaya... nuevamente haciendo visitas —me dice —. Es muy tarde para que el zorrito esté despierto.

—Siempre con tus chistes idiotas, definitivamente eres patético golem —le respondo con un tono de voz muy serio —. Ahora entiendo el por que tu padre no ha querido hacer algo para liberarte. Él te debe de considerar un inútil.

—¿Qué quieres Leo? Ya me has atrapado.

Me acerco a la puerta y la abro para luego adentrarme en la celda.

—Malivore... es un problema —comento —. Malivore busca entrar a esté mundo para causar caos y destrucción. Sin embargo...—convierto mi mano izquierda en una garra —No puede haber dos entidades caóticas en un mismo mundo. Por ello... Malivore tiene que desaparecer completamente.

—¿De qué estás hablando?

Me acerco rápido a golem, lo ataco con mi garra en el pecho y le provoco una herida.

—¡¿Qué estás haciendo?!

Lo tomo, lo llevo hacia la reja y lo pego fuertemente contra ella.

—Quiero que le des un mensaje a tu padre, dile que el nogitsune por fin ha salido a jugar y que todo fue gracias a ti... Clarke —me acerco a su oído izquierdo —Gracias por darme el poder y la fuerza para comenzar con mi juego. Ve al pozo de Malivore, vuelve con él y dile que no puede haber dos villanos. Sé que soy su peor miedo, dile... que si intentan algo yo mismo le haré ver su suerte.

Lo suelto y me alejo de él.

El golem se da la vuelta y me mira.

—Tú no eres Leo.

—Ya lo he dicho —respondo y sonrió —. Vuelva de vuelta a tu nido Clarke y dale ese mensaje a tu padre. Mystic Falls y el mundo son míos y no dejaré que él me los quite.

—Tú...

—Largo.

El golem no pierde el tiempo y se va corriendo del lugar.

—El juego ha comenzado, escuela Salvatore —murmuro —. Espero que ustedes me duren más que los anteriores —salgo de la celda.

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