Capítulo 7

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He seguido al tal Sebastian hasta lo que parece ser el sótano de la escuela Salvatore.

¿Por qué? Ni yo mismo lo sé.

Debo de estar loco tal vez.

—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto al vampiro mientras voy detrás de él —.¿Por qué me pediste qué te siguiera? 

—Querías respuestas ¿No? —él se detiene en medio del lugar —. Pues aquí están tus respuestas.

Observo el lugar, no hay nada raro en el lugar.

—¿Dónde?

—Abajo —señala el suelo con su mano izquierda.

—¿Abajo?

Veo el suelo.

—¿Qué hay allá?

—Tus respuestas —contesta él con suma tranquilodad.

Definitivamente no lo estoy entendiendo.

—El sexy vampiro tiene la razón —el nogitsune aparece a mi lado —. Allá abajo hay algo.

 ¿Qué puede haber allá abajo?

—Cava y sabrás lo que quiero decirte —dice el vampiro de ojos azules, él se acerca a mi y nuevamente quedamos muy cerca —. No estás loco Leo, tampoco Elizabeth.

Lo miro fijamente, sus ojos son... tan llamativos. Tan hipnotizantes.

Bajo la mirada, observo sus labios pálidos.

—Demasiada tensión sexual...—dice el zorro oscuro a mis espaldas —. Aprovecha la oportunidad. Podemos sentirlo ¿Lo recuerdas?

Muerdo mi labio inferior sin apartar la mirada del vampiro Sebastian.

¿Por qué me siento así? Debo de haber perdido completamente la cabeza.

El vampiro sonríe de lado.

—¿Qué pasa pequeño Leo? —pregunta con voz seductora —.¿Qué es lo qué estás pensando?

—En que debo de haber perdido la cabeza —le digo.

—Esté mundo siempre ha sido propiedad de los locos.

—Si... creo que tienes razón.

El vampiro lleva su mano derecha hacia mi mejilla y la acaricia con delicadeza.

—Oh... al parecer el corazón del adorable Leo Black está latiendo por un vampiro —el zorro se acerca a uno de mis oídos —. Vamos Leo. Ha pasado tiempo desdé que tuvimos diversión. 

—Fui a buscarte por que necesitaba volver a verte Leo...—dice el oji-azul.

—¿Por qué? A penas me conoces. Pudiste haber buscado a Lizzie, a ella la conoces más.

—Tú... me has llamado la atención. 

—¿Más qué Elizabeth?

—Mucho mas que ella —dice Sebastian.

—Eres un vampiro.

—Oh ya lo sabes... ¿Y te doy miedo?

—No...—contesto —. No siento miedo.

—Entonces ¿Por qué no haces lo qué está pasando realmente por tú mente?

—¿Y qué es lo qué está pasando realmente por mi mente según tú? —le pregunto.

—El besarme.

—Yo no... quiero besarte.

—¿A no? —vuelve a sonreír.

Acerca un poco su rostro al mío.

Mi corazón se está alterando más y más. 

Si, he perdido la cabeza.

—¿Por qué me provoca esto un extraño?

—¿Por qué no lo averiguas? 

—He perdido completamente la cabeza.

Me acerco y pego mis labios con los del vampiro.

Esto nunca antes me había pasado, me siento cómo un maldito niño obsesionado con un juguete que acaba de ver.

Tomo el rostro de Sebastian con mis dos manos y aumento la intensidad del beso.

—¿Leo? —la voz de la trihíbrida se escucha a mis espaldas.

Dejo de besar al chupa sangre y doy la vuelta para encontrarme con la muchacha.

—¿Qué estás haciendo? —me pregunta —. ¿Estabas besando el aire?

—A-ah yo... bueno... ¿Qué haces aquí Hope?

—Te vi caminando hacia acá —ella se acerca —.¿Tú qué estás haciendo aquí?

—B-bueno...

Demonios, no se me ocurre nada. Ella debe de creer que estoy loco.

—¿Por qué no nos vamos de aquí? 

—Pero... ¿Estás bien?

—Si, muy bien —le sonrió —.¿Nos vamos?

Tomo a la híbrida de la mano derecha y vamos hacia las escaleras para salir del sótano.

Debo de inventar algo, no debe de creer que soy un loco besa aire.

Salimos del sótano y suelto la mano de la hija de Klaus Mikaelson.

—Hope...—volteo hacia ella —. Acerca de lo que viste allá abajo, quiero que sepas que yo...

—Leo, no te preocupes. Vamos a olvidarlo ¿Si?

—¿De verdad? 

—Si —me sonríe.

—Gracias Hope.

—De nada... pero ¿Qué hacías abajo Leo?

—Bueno aún no conozco del todo la escuela estaba explorando un poco en lo que llega la hora de mi siguiente clase —contesto tranquilo —. Me perdí un poco y termine llegando al sótano.

—Leo me lo hubieras dicho antes. Yo te hubiera dado un pequeño recorrido. Si aún tienes tiempo... ¿Quieres hacerlo ahora?

Una sonrisa se dibuja en mi rostro y asiento con la cabeza.

—Eso sería estupendo, gracias Hope.

—No es nada —contesta la híbrida —.¿Listo?

—Claro, vamos.

Ella comienza a caminar y yo a seguirla.

Necesito calmarme un poco después de lo que acabo de hacer.

¿En qué demonios estaba pensando? ¿Por qué lo besé?

Se nota a simple vista que a Lizzie le gusta Sebastian. Soy un mal amigo.

Tonto ¡Tonto! 



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