Capítulo 2

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El señor Saltzman ha sido demasiado amable conmigo, me ha dado una habitación cómoda y me ha traído ropa que puedo usar sin problemas. También sus dos hijas Lizzie y Josie han sido demasiado atentas conmigo, ellas han estado viniendo para ver si necesito algo, son amables cómo su padre,

He terminado de instalarme en la escuela Salvatore, mañana a primera hora comienzo con mis clases. Solo espero que el haber venido a Mystic Falls no haya sido una muy mala idea. No quiero que nadie salga herido.

—¿De verdad piensas qué aquí vas a poder estar completamente a salvo de lo que eres? —escucho una voz a mis espaldas.

Me doy la vuelta y me encuentro con el dueño de la voz.

—Está historia terminará igual cómo las demás Leo. Terminará con todos muertos. Tal cómo tú familia y tus adorados amigos del orfanato. Me dejarás salir tarde o temprano. No siempre me vas a poder retener y eso ya lo has demostrado —me dice.

—Tú te has dedicado a hacer mi vida completamente infeliz. Cada vez que tengo un momento de felicidad tú encuentras la forma de arruinarlo —le digo —. Ya no será así. 

Una sonrisa se forma en los labios de mi doble.

—¿Eso crees? —pregunta y cruza sus brazos —. Lo mismo dijiste la vez anterior ¿Y cómo termino? ¡Oh si! Con sangre y muerte. Aún recuerdo perfectamente la mirada de esos pobres chicos...—sonríe de una forma siniestra —Me causo... mucha satisfacción. Recuerdo cómo suplicaban que no les hiciera daño y al final les termine abriendo la garganta.

—Maldito maniático de mierda.

—Somos unos malditos maniáticos de mierda, querido Leo.

—Deja de joder mi mente. Desaparece de una vez.

El ruido de la puerta me hace voltear hacia ella, regreso mi mirada hacia la dirección de mi demonio personal y no lo veo por ninguna parte. Así es mejor, que se mantenga lejos de mi.

Camino hacia la puerta y la abro para encontrarme con la hermana gemela de Josie Saltzman.

—Elizabeth, hola —saludo a la rubia con una sonrisa —.¿Necesitas algo?

—Si, es tiempo de cenar. Mi papá me pidió que te avisará.

—¿Cenar?

—Si ¿No tienes hambre?

—Un poco.

—Bien, entonces ven conmigo al comedor.

Asiento con la cabeza, salgo de la habitación y cierro la puerta a mis espaldas para seguir a la rubia a las escaleras del pasillo.

—¿La habitación ha sido cómoda para ti Leo? 

—Es perfecta, no tengo ninguna queja. Han sido demasiado amables conmigo todos ustedes.

—No tienes nada que agradecer Leo.

Continuamos nuestro camino, llegamos a las escaleras, las bajamos y Lizzie me guía el comedor.

Llegamos al comedor de la escuela, todo está lleno de sobrenaturales cenando tranquilamente. Lizzie me hace caminar hacia una mesa en especial, en ella se encuentra Josie acompañada por tres muchachos. Dos morenos y un castaño.

—Me alegra que hayas bajado Leo —dice Josie —. Ellos son nuestros amigos.

Uno de los chicos se pone de pie y se coloca delante de mi para después llevar su mano derecha hacia mi dirección.

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