Una estrella fugaz

Capítulo 3 - Vendaval travieso

Después de haber besado a la Gryffindor, la fea ráfaga de viento se invitó sin más demora a la oficina, solo poniendo rígida a la Slytherin ya completamente tensa por la escena que acababa de presenciar. Este joven que había encontrado tan encantador hace menos de una hora ya no era agradable a la vista.

<< ¿Señora Black?, se sorprendió al verla, ¿Pero que haces aquí?

A diferencia de Hermione, cuya culpa comenzaba a asentarse, Louis no notó ni por un segundo la cara congelada y los ojos muy abiertos que mostraba la bruja.

-Yo-, logró articular antes de ser interrumpida.

- Me encontré con Bellatrix mientras intentaba escapar de los periodistas, se apresuró a explicar Hermione, Luego discutimos... todo y nada, trató de justificarse.

Sorprendentemente, Louis no prestó atención a la evidente incomodidad de su compañero.

-Ah, está bien, ya veo, respondió con una cálida sonrisa, Entonces, ¿cómo fue el reencuentro entre la mejor maestra de Hogwarts y su alumno prodigio? bromeó.

Él las miró a su vez y esta vez notó la vergüenza de las dos mujeres sin comprender la profundidad de la misma. El rostro de Bellatrix había caído, la vergüenza sudorosa de Hermione.

La mirada que el Slytherin fijó en el Gryffindor fue a la vez vacía y fulminante. La amargura que sentía la bruja oscura se apoderó de todos los demás sentimientos que la asaltaban.

-No, no te preocupes, no me estás enseñando nada nuevo, se corrigió Bellatrix, yo era la maestra favorita de Hermione, no es ningún secreto. »

Al decir estas palabras, la mujer se encargó de darle a su ex amante una mirada que decía mucho.

"No voy a molestarte más", continuó, levantándose bruscamente, sintiendo la necesidad apremiante de salir de esta oficina, que se había vuelto horriblemente cargada.

- Hasta mañana Sra. Black, saludó Louis sin dejar su sonrisa.

- Hasta mañana señor..., quiso responder ella.

- Colibrí, la salvó sin demostrar que ese reiterado descuido tenía el mérito de molestarla.

- Hasta mañana, Sr. Colibrí. dijo en su tono más hipócrita.

Esta vez seguro, no iba a olvidar su maldito nombre.

Hermione, silenciosa e impotente, observó a la mujer salir de su oficina sin prestarle la menor atención.

A través de la abertura de la puerta, los ojos marrones observaron angustiados cómo la esbelta figura negra se alejaba. Era más fuerte que ella, no podía dejarla ir así. no

<< Olvidé decirle algo a la recepcionista, vuelvo enseguida. »>, se deslizó rápidamente hacia Louis antes de salir corriendo de la oficina.

El joven la miró irse con el ceño fruncido, pero su estómago pronto comenzó a revolverse, distrayéndolo lo suficiente como para pasar por alto el extraño comportamiento de Hermione. Así que no se molestó en pedirle una explicación y prefirió desplomarse en el sofá para desenvolver el sándwich, el solo pensamiento lo hizo salivar.

<<< ¡Bellatrix! >, llamó, tratando de ponerse al día.

La bruja oscura no se dio la vuelta y prefirió acelerar el paso, intensificando así el taconeo que golpeaba el suelo.

Apenas unos metros separaban a las dos mujeres cuando el Slytherin entró corriendo en el ascensor, presionando el botón a tiempo para que la puerta se cerrara justo debajo de las narices del Gryffindor.