Había pasado casi una semana desde que había comenzado a recuperar su amor de antaño. Y si su complicidad con los Gryffindor crecía día a día, ni un ápice de ambigüedad había llegado a teñir su relación, para gran disgusto del Slytherin que siempre aspiró a devolver la llama a los hermosos ojos castaños.
Viernes, nueve, abrió la puerta sin anunciarse antes, como todas las mañanas.
Hola Hermion-, saludó antes de hacer una pausa con un grito ahogado de sorpresa, "Lo siento, debí haber llamado a la puerta", se disculpó, ya saliendo de la oficina.
- ¡No, quédate!, preguntó la joven, me vas a ayudar a cerrarlo.
Así que Bellatrix obedeció, dio un paso adelante y cerró la puerta detrás de ella.
"Me lo acaban de entregar", informó Hermione, sosteniendo el vestido de satén, "¡Y no pude resistirme a probármelo más!"
La Slytherin trató de concentrarse en el elegante y delicado tocador que la Gryffindor le estaba mostrando, pero la figura semidesnuda de su antiguo amante la distrajo rápidamente. Hermione no debió notarlo, porque sin prisa se puso el traje. Lo deslizó lentamente, desde la parte inferior de los tobillos hasta la parte superior de los muslos, luego, cuando llegó a las caderas, levantó la parte superior de la prenda y metió los brazos en las largas y finas mangas de encaje. De este espectáculo, los dos ojos negros no perdieron la más mínima miga. Hojeando el cuerpo esbelto, delicioso, tan deseable, las pupilas de ébano llegaron a acariciar esta piel suave, que una vez les perteneció.
Cuando Hermione levantó la vista, sus ojos se encontraron por un segundo y Bellatrix miró hacia otro lado avergonzada.
“Necesito ayuda con el cierre, por favor. Hermione continuó, toda sonrisas, acercándose al que pretendía ignorarla.
La Gryffindor se plantó frente al Slytherin y le dio la espalda. Con una mano tímida, Bellatrix subió la cremallera de la columna que hubiera preferido descubrir por completo. |
"¿Entonces se ve bien?", preguntó Hermione, dándose la vuelta.
No hay necesidad de una respuesta, los ojos de Bellatrix ya estaban hablando por ella.
- Se ve muy bien, agregó de todos modos, con todo el pudor que su mirada no podía permitirse.
- Encuentras ? Era mi favorito, pero
Louis no era un fan-
- Así que Louis es un tonto, respondió la bruja de inmediato, porque este vestido te queda perfecto, estás sublime en él.
Las palabras de la mujer eran más que sinceras, Hermione podía leerlas directamente a sus ojos.
- Que lindo, gracias, ella sonrió dejando sus ojos de admiración para mirar la falda larga que caía hasta sus pies, lo hice. Pensé que nunca lo iba a recibir a tiempo, comentó entonces.
- ¿A tiempo para qué?, preguntó el Slytherin, sumido en la negación.
- ¡Bien por el compromiso!, exclamó.
hermione
-Ah sí es cierto, el compromiso, recordó, no sin amargura, Viene pronto...
- El próximo fin de semana, confirmó la joven.
- ¿Pero el vestido no se supone que es blanco?, preguntó refiriéndose al color crema de la tela.
"Los vestidos de novia a menudo lo son, pero estos son solo compromisos", recordó Hermione.
-No entiendo el sentido de hacer toda una ceremonia para un compromiso, me confesó, creo que se adapta mejor a una petición íntima.
- Sinceramente, pienso exactamente lo mismo, suspiró el Gryffindor, aún poniendo buena cara, Pero a Louis le gusta hacerlo en grande, a plena vista. Y su familia es del tipo ceremonial que quiere marcar cada evento frente a toda la rica burguesía londinense.
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Una estrella fugaz
Science FictionSeptiembre de 2004, la oscuridad ha abandonado el Reino Unido, el reinado de Voldemort es solo un recuerdo oscuro y lejano. Hermione Granger ahora ocupa un puesto de elección dentro del Ministerio y parece haber construido una pequeña vida agradable...