En el balcón griego, Ares estaba totalmente enfurecido debido a la elección de que Atlas fuera el siguiente peleador, miró también a su padre Zeus con desconcierto. "Padre, ¿Por qué lo elegiste para participar en el Ragnarok? Él te odia y también se alegró de la muerte de Hércules" Dijo el dios de la guerra mientras recordaba que fue justo en la cuarta ronda donde el héroe griego perdió la vida a manos de Jack.
"Todo eso es cierto, pero aún así lo necesitamos, aunque tú no habías nacido, yo pude ver el poder de Atlas durante de Titanomaquia, además, él también está peleando por su supervivencia, lo quiera o no pertenece a nuestro panteón" Dijo el padre del cosmos mientras volvía su mirada hacia la arena, Hermes por su parte, miró detenidamente como Ares parecía estar todavía sin convencer.
En la arena, Atlas sonrió mientras recordaba la muerte de Hércules, justo en la misma ronda, iba a disfrutar su pelea muchísimo. Por su parte, Gilgamesh terminó de crujir sus nudillos para empezar a acercarse a su adversario, Heimdall ya había dado la señal, al fin y al cabo.
Atlas compartió una sonrisa con Gilgamesh mientras ambos se acercaban lentamente, durante esto hubo un detalle que sorprendió al titán. "Oye humano, ¿Y tu arma divina?" Preguntó al no notar ningún tipo de armamento, el héroe mesopotámico empezó a reír mientras continuaba caminando. "Aquí la tienes" dijo Gilgamesh con voz grave para que, junto al resto del público, todos se den cuenta de que su arma divina eran simplemente unos pequeños guantes que únicamente protegen sus manos y, evidentemente, hacen que sus puñetazos puedan dañar al dios.
Los humanos de las gradad confiaban en Gilgamesh mientras los dioses parecían desconcertados, pensando que se trataría de una gran maza o algo así debido al musculoso cuerpo que tiene.
"Debes de estar bromeando" Contestó Atlas mientras acababan uno a unos pocos metros del otro, fue en ese momento que Gilgamesh deshizo su sonrisa para ser reemplazada por una cara totalmente seria.
"Con esto me basta y sobra para acabar con cualquier dios, disfrutaré mientras golpeo tu cuerpo gigante" Dijo mientras recordaba su pasado, él tenía cuentas pendientes con los dioses por maldecir a su ser más querido en el mundo, y Atlas sería la demostración.
El titán griego empezó a pensar en lo que los dioses le hicieron para comportarse así, hasta que recibió un puñetazo en el etómago por parte del héroe, que lo mandó hacia el otro extremo de la arena, aunque pudo frenar el golpe y así no chocarse con la pared.
"¡Gilgamesh ha asestado un primer golpe muy feroz sobre Atlas!"
Todos los humanos rugieron de furor mientras Atlas comprobaba que únicamente le había dejado una marca, pero nada grave, se había confiado demás. "Eso no me lo esperaba, supongo que me toca a mí"
Dijo mientras usaba sus cinco metros para tratar de meter miedo a su rival, pero no surgió efecto, por lo que el titán se lanzó hacia Gilgamesh con la intención de devolverle el golpe, pero su poca rapidez lo hizo predecible, por lo que Gilgamesh se cubrió el golpe con sus brazos, retrocediendo un par de metros.
Atlas no pareció hablar más, sino que empezó otra vez a tratar de golpear al héroe de Mesopotamia, esta vez trataba de ir más deprisa, pero no hubo mucha diferencia. Gilgamesh recibió el puñetazo que iba a su cara a propósito para poder él darle un golpe desprevenido, aguantaría el golpe.
"No me andaré con piedad, ¡Toro de Ishtar!"
Gritó mientras a su puño se volvía rojo y golpeaba con una fuerza descomunal el abdomen de Atlas, quién salió volando hacia la pared para hacer un agujero allí de lo fuerte que fue el puñetazo.
"¡Gilgamesh se ha dejado golpear para mandar a Atlas contra la pared con una de sus técnicas!"
Todos los humanos estaban eufóricos, mientras en el balcón mesopotámico, la mismísima Ishtar no parecía muy contenta con el nombre de la técnica, pero se callaría, ese ingrato héroe que la rechazó merece el sufrimiento que vivió.
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"Otra vez" El Segundo Ragnarok
FanfictionLa humanidad lo consiguió, salió victoriosa del Ragnarok y con ello se ganaron 1000 años de paz. Aún así no todo es felicidad, Brunilde murió y ahora Goll es la líder de las valkirias. Pero esos 1000 años ya han pasado y los dioses buscan venganza...