Decimotercera Ronda: Parte 4

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       (Flashback, Camelot, siglo V d.c.)

Camelot siempre se ha caracterizado por ser una ciudad muy próspera, donde aquel que tenía la suerte de nacer allí, por muy pobre que sea, nunca le faltará un plato de comida al día, todo esto gracias a un linaje real que ha sufrido por evitar la corrupción y el hambre en su pueblo.

En el castillo donde reside aquella familia tan poderosa y querida también se congregan un grupo muy reducido de caballeros conocidos como *Los caballeros de la mesa redonda*, famosos por ser los guerreros no sólo más habilidosos, sino también en los que el rey tiene más confianza.

En este mismo momento, el Leodegrance se encontraba caminando hacia la sala de la mesa redonda, donde se encontraría con sus fieles caballeros de confianza, al lado del rey se encontraba un hombre de apariencia muy mayor, con una gran barba blanca, sin apenas pelo en la cabeza y llevando una gran bolsa donde guarda todos sus conocimientos escritos en varios libros de gran magnitud. Aquel anciano es Merlín, consejero real desde hace varias generaciones, además de un conocido brujo al servicio de la iglesia, razón por la cual sus conocimientos sobrenaturales están bien vistos por la sociedad, pues el anciano cuenta frecuentemente que un ángel lo fue a visitar cuando era un joven y le dijo que le otorgaría capacidades mágicas pues su destino es llevar el reino a la paz y la gloria.

"Últimamente estás muy paranoico Merlín, ¿Qué te perturba?" Preguntó el rey a su consejero de confianza, el cual contestó con preocupación.

"Majestad, he tenido varias premoniciones sobre que será traicionado por alguien y eso llevará a su prematura muerte, debería tener mucho cuidado con sus compañías y desconfiar más de los caballeros de la mesa redonda" Informó Merlín con preocupación, pues el consejo de caballeros de la mesa redonda ya no es lo que solía ser en su día, ahora está llena de hijos de nobles que buscan influenciar a la familia real para aumentar los impuestos, y así poseer más riquezas.

"Confío en ti con mi vida Merlín, pero creo que estás exagerando, puede que tus premoniciones se equivoquen, además, los caballeros de la mesa redonda son tan leales a mí como tú" Explicó el rey, haciendo que Merlín suspire derrotado, pues su señor no lo estaba escuchando.

La caminata cesó en cuanto estuvieron delante de la puerta que conduce a la sala de la mesa redonda, el rey con confianza ordenó a los guardias que los acompañaban que abran las puertas y esperen afuera, pues únicamente el rey y su consejero pueden estar presentes en la misma sala que los caballeros de la mesa redonda.

Los guardias obedecieron y el rey entró tranquilamente en la sala acompañado por un inquieto Merlín, el cual estaba alerta, pues sus visiones eran cada vez más frecuentes conforme pasaban los días, sin duda, era hoy mismo el día en el que ocurriría su premonición, pero no podía hacer mucho si el rey no lo escuchaba.

"¡Saludos, Majestad!" Saludaron todos los caballeros de la mesa redonda al unísono mientras se levantaban de sus asientos y llevaban su brazo izquierdo a su pecho en señal de respeto.

El rey se sentó en el asiento principal mientras le hacía una señal a los caballeros para que también se sienten mientras Merlín continuaba de pie al lado de Leodegrance.

Merlín era muy perceptivo, y observó como el caballero Sir Bors le daba breve mirada viciosa a la espada que portaba el rey en la vaina de su cintura, la legendaria Excalibur, creada el mismísimo ángel San Rafael para Leodegrance en recompensa por el reinado tan próspero que estaba teniendo, siendo ejemplar en todo el mundo, era más que obvio que muchas personas envidian el poder que irradia esa espada, pero el brujo Merlín se percató que esa envidia llegaba incluso a miembros de la mesa redonda. De todos modos se quedó callado, no podía hacer nada únicamente por esa mirada extraña.

"Otra vez" El Segundo RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora