Séptima Ronda: Parte 1

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Atenea alzó una ceja ante la apariencia de su rival, parecía un simple viejo loco con sus mejores invenciones, pero no debía subestimarlo, esa mala decisión es lo que los ha hecho perder tantas rondas en ambos torneos.

"Saludos, señorita diosa" Se presentó el anciano italiano mientras Atenea no podía evitar sonreír ante ese extravagante traje volador similar a un ave.

"A pesar de ser una dama hermosa, debo de destrozar su bello rostro, espero que me perdone" Dijo Leonardo mientras comenzaba a volar de nuevo con su maquinaria.

"Me subestimas, viejo" Dijo Atenea mientras analizaba a su rival de arriba abajo.

En el balcón de las valkirias, Goll trató de quitar de su mente la vergüenza de tener a Nut sobre sus piernas para hablar. "Parece que las armas divinas de Leonardo funcionan perfectamente" Dijo la pequeña valkiria con una sonrisa mientras las presentes miraban al humano.

"¿Qué clase de armas son esas?" Preguntó Nut con algo de interés, nunca había visto maquinaria tan llamativa y le parecía interesante.

"Parecen ser mejoras de las invenciones que hizo Leonardo durante su vida" Contestó Hlokk tratando de teorizar, Goll asintió mientras completaba la información.

"De hecho, las armas divinas que le dimos a Leonardo Da Vinci fueron materiales de construcción divinos, en otras palabras, él creó sus propios instrumentos y armas divinas" Dijo Goll con una sonrisa, Nut pareció sonreír también mientras tenía curiosidad por ver qué clase de artículos mostraría el humano.

En la arena, Leonardo Da Vinci era consciente de que Atenea estaba analizando su movimiento aéreo, pero no le importaba, de hecho, pretendía que lo hiciera.

"¿Qué pretende?" Se preguntaba Atenea al ver que su rival solo volaba sin hacer ningún tipo de ataque.

"¡Leonardo Da Vinci está volando por los cielos! Pero por el momento nadie ha dado el primer golpe"

En el balcón griego, los dioses permanecían atentos, pero algo confiados, Atenea nunca ha sido vencida en una pelea, sus capacidades de análisis son superiores a cualquier humano, siendo ella quién propuso a la humanidad la idea del Caballo de Troya durante la guerra.

"Siete, seis, cinco, cuatro..." Contaba Da Vinci en su mente mientras esperaba el momento justo.

"¡Ahora!" Gritó Da Vinci con un tono de voz emocionado mientras notaba que Atenea lanzaba su lanza con una rapidez inhumana, pero gracias a los cálculos del italiano, pudo esquivarlo y acto seguido sacó una ballesta de su bolso de artículos.

"¡Muy lenta!" Gritó el inventor italiano mientras lanzaba una veloz flecha en dirección a la diosa, la cual reaccionó a tiempo gracias al gritó que emitió.

"¿¡Acaso eres idiota?!" Preguntó Atenea cuando vio que su rival cometió el error de gritar antes de un ataque sorpresa, pero de repente su decepción fue reemplazada por dolor cuando la flecha de la ballesta impactó en su hombro, todos quedaron atónitos, esa flecha incluso atravesó la armadura de la diosa.

"¿¡Cómo?!" Se preguntó Atenea ya que su rival no había lanzado otra flecha.

"Calculé tu esquive" Dijo Da Vinci con una sonrisa de total inspiración artística.

"¡Leonardo Da Vinci ha distraído a Atenea para que la flecha rebotara en las paredes de la arena e impactara en ella!"

Todos, tanto humanos como dioses estaban sin palabras, sus capacidades de cálculo eran increíbles.

"Mierda" Maldijo Atenea mientras sustituía su lanza perdida anteriormente por un escudo. "Llegó el momento de invocar mi escudo, ¡Supremo Reflector!"

"Otra vez" El Segundo RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora