- ¡Buen ensayo muchachos! – exclamo el director – Nos vemos aquí mañana a la misma hora. ¡Un aplauso! – aplaudimos. – Sigan estudiando sus textos y Julian por favor comienza a quitarte ese vicio e rechinar los dientes mientras no hablas.
Camine hasta la butaca en donde mi mochila, ya de por si sucia y vieja, había reposado durante las dos horas anteriores, al llegar ella espere encontrarme con alguna sorpresa, tal vez una nueva advertencia en papel color sepia, pero no había nada. Suspire y abrí la mochila para guardar en ella la carpeta color beige en la que tenía mi libreto de la obra.
Saque mi celular para verificar la hora. Presione el boten para desbloquear y en lugar de ver la hora veo 2 mensajes y 3 llamadas perdidas de mi querido amigo Lucas. Desbloquee el aparato y marque el numero del buzón de voz, pero no había ningún mensaje. En un principio decidí no abrir los mensajes de mi amigo. Pero al final, como siempre, termine haciéndolo. Eran dos ENORMES –y tengo todo el derecho de resaltar esta palabra, porque realmente eran ENORMES- cartas de disculpa por la manera en que me había tratado por la mañana, ambas epístolas terminaban con una invitación a comer como modo de compensación.
Le respondí como era mi costumbre; un seco "No te preocupes" seguido de un "aun estoy demasiado ocupada con el teatro para salir a comer. Lo lamento". Todo en no más de dos líneas.
Envié el mensaje y me puse la chaqueta de mezclilla que había dejado sobre el asiento continuo a mi mochila. Guarde el celular en el bolsillo trasero del pantalón, me colige la mochila sobre mi hombro derecho. Suspire debido al cansancio que me había propiciado la serie de ejercicios físicos que al director se le había ocurrido obligarnos a realizar antes de empezar a ensayar. Cerré los ojos por un momento, suspire nuevamente, despacio los abrí y fije mi vista en mi siguiente objetivo. La puerta de salida, pero para llegar a ella debía pasar primero a nuestro director que se estaba acomodando su gabardina.
Comencé a caminar hacia la salida, todo iba bien. Choque contra el director, el giro un poco asustado.
- Lo lamento. – le dije. – Estoy en mi mundo.
- No te preocupes – respondió – Solo ten cuidado, no vaya a ser que tropiezas con algo peor. – y rio.
- Hasta mañana. – y seguí caminando.
Llegue hasta la puerta de salida que daba al lobby, y que era generalmente la puerta de entrada para los espectadores los días de función. Antes de salir de aquel recinto mire sobre mi hombro, y sonreí para mí. El director buscaba algo desesperadamente en su gabardina; y los demás seguían tan absortos en sus vidas que nadie me había visto tomar el juego de llaves el teatro del director directamente del bolsillo de su gabardina. Sonreí una vez más.
Salí del teatro y me dispuse en ir a mi habitación a esperar la llegada de la noche.
El camino que me lleva al edificio de dormitorios de la Academia Atenas me permite pasar por la biblioteca y admirar unos segundos la inmensa colección de libros antiguos que allí se encuentra, así como me permite también sufrir un poco pasando por el pasillo de los salones pares en donde tenía la mayoría de mis clases y me recordaba a mi misma que debía poner un poco mas de esfuerzo para salvar el semestre. De paso por la biblioteca para realizar mi ritual habitual de admirar los libros desde la puerta de entrada me encontré con un chico de cabello rubio y ojos soñadores, quien me saludo y por cortesía quite mi vista de los anaqueles y la fije en el al saludarlo.
- ¿Sabes? A veces pienso que huyes de mí. – dijo
- No lo hago. – respondí
- ¿Han terminado ya de ensayar? – pregunto. A lo que respondí con un asentimiento de cabeza.- ¿Christine sigue adentro? – volví a asentir. - ¿Sigues siendo una chica de pocas palabras, eh?
Me encogí de hombros.
- Bien. – y rio. – Gracias. Y... te veré luego
Comenzó a caminar. Lo seguí con la mirada, lo mire alejarse por un escaso momento, Raoul, ese era su nombre. Iba un curso arriba de mí, procedente de una familia acaudalada y muy apuesto. ¿Cómo le conocía? Su hermano mayor, Philippe, había estado comprometido con mi hermana mayor hace un par de años. Las cosas no terminaron nada bien. El la engaño antes de la boda con la dama de honor, mejor conocida como nuestra prima Jane, y su hermano se entero de todo. Su honesto hermano pequeño nos informo de lo que había sucedido, porque según él, mi hermana merecía algo mucho mejor y más honesto, y si. Así fue.
A diferencia de su hermano, Raoul era un joven encantador, con un par de ojos soñadores que atraían la atención tanto de hombres como de mujeres. Era un buen chico, joven y apuesto. Pero ese par de ojos soñadores solo brillaban por una persona en especial, el bello joven estaba desde hace rato muy enamorado de la pequeña Christine Daae.
Deje que el chico se alejara, y cuando lo perdí de vista retome mi camino hacia los dormitorios.
Al llegar al edificio no me moleste en saludar a las chicas que se hallaban reunidas en la pequeña sala de estar, a decir verdad, no me moleste en saludar a nadie en el lobby, ni en el primer o segundo piso. Me dirigi de inmediato a las escaleras y subir por ellas hasta llegar al tercer piso, dirigi mis pasos sin inmutarme a mi habitación. Entre y, como era mi costumbre, lance la mochila hacia un rincón.
Camine hacia el armario y abri sus dos puertas de par en par. Allí en el fondo tenia una caja de carton con varios objetos que eran especial para mi, otros que encontraba de vez en cuando tirados por la escuela y algunos mas que habían pertenecido a mi antigua habitación en casa de mis padres. Tome con ambas manos la caja y la deposite sobre el colchon de mi cama. Quite la tapa y de ella saque una pequeña linterna que usaba para jugar con mi hermana cuando ambas eramos niñas; una pequeña bolsa que alguna vez perteneció a mi abuela materna y por alguna razón me había heredado. Del bolsillo de mi chaqueta extraje el juego de llaves de mi director y lo introduje en la bolsa junto con la linterna y un par de gises para marcar el camino de regreso si lograba entrar a los sotanos del teatro. Cuando tuve todo listo deje aquella bolsa sobre el alfeizar de la ventana, ya que seria por allí por donde iba a escapar una vez cerrada la puerta frontal del complejo de dormitorios. Coloque la tapa de carton nuevamente sobre la caja, y a esta ultima volvi a encerrarla en el armario.
Me acoste sobre mi cama mirando al aburrido techo de color café claro. De pronto sentí vibrar la cama. Saque mi celular del pantalón y mire la pantalla en la que leia "Mensaje de Lucas" sobre un fondo de un telon rojo cerrado sobre el escenario. Desbloquee el aparato y lei el mensaje:
"Siempre tienes una excusa para no salir a comer conmigo, pero bueno, supongo que será otro dia. ¿Cómo estuvo el ensayo?
A lo que respondi:
"Normal... Vi a Raoul al salir
"¿Raoul? ¿El hermano de Philippe?
"El mismo
"Vaya... ¿y que quería?
"No lo se, ver a Christine supongo
"Logico... ¡Oye!
"¿Que?
"En serio lamento lo de esta mañana.
"No te preocupes, supongo que mi historia sono como si hubiera fumado marihuana. Ya dejalo pasar.
"Solo espero que no estes fumando marihuana.
"¡Claro que no!
"Bien, te creo. ¿Qué hay sobre tu Fantasma?
"¿Ahora crees en el?
"No lo se... ¿y bien?
"Mis respuestas llegaran pronto.
Y sonreí.
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Phantom
Ficción General¿Haz escuchado hablar del Fantasma dela Opera? Su verdadero nombre era Erik; una pobre alma torturada y solitaria, debes de haber escuchado sobre el. Se escondia en los sotanos de la Opera Garnier, y atormentaba a una bella y joven soprano llamada C...