dividido

Capítulo 47

Black Adam sonrió ante el caos que se había apoderado de la Roca de la Eternidad, sus ojos parpadeando sobre la destrucción con emoción desenfrenada.

Marvel no necesitaba adivinar lo que estaba pensando. La alegría sádica en su rostro lo decía todo. Él había querido esto. Había querido ver cómo la Roca se desmoronaba hasta quedar en nada. Quería saber sin lugar a dudas que Shazam estaba muerto y desaparecido por sus propias maquinaciones, dejando el otrora gran asiento de la magia completamente vulnerable. Quería terminar lo que comenzó hace tantos años, y verlo todo quemarse hasta los cimientos.

En un abrir y cerrar de ojos, Black Adam voló por la habitación, evitando por poco a la Liga de la Justicia y a los Enemigos del Hombre por igual, golpeando su puño en el centro de su ritual medio olvidado, tomándolos a todos por sorpresa cuando se vieron obligados a registrar su llegada. Trozos de piedra y arena volaron en el aire en todas direcciones, los suministros para su ritual destrozados y destruidos.

Black Adam agarró las manos unidas de Marvel y Billy y las separó con tal fuerza que Marvel temió que hubiera roto algo en uno o ambos brazos.

Ninguno de los dos tuvo tiempo de reaccionar antes de ser arrojados a un lado, muy separados el uno del otro, como si Black Adam quisiera aplastar cualquier esperanza de que se reunieran con sus dos mitades. Marvel sintió que su cabeza se estrellaba contra los escalones de piedra con un crujido repugnante. Su cabeza se sentía borrosa, palpitante de dolor, la sangre oscurecía temporalmente su visión mientras brotaba de la herida fresca en su frente.

Marvel podía sentir la conexión con la Roca de la Eternidad que habían estado cultivando para hacer que el hechizo se desvaneciera en nada, la conexión que habían estado construyendo entre él y Billy se rompía como una ramita.

Marvel yacía en el suelo jadeando por la pérdida que sentía. Era como tener a Billy quitado de él de nuevo, dejándole una cáscara hueca inútil de sí mismo. La sensación era aún más desorientadora que ser arrojado a un lado como una muñeca de trapo.

Habían estado tan cerca, que había sentido que el alma de Billy se acercaba a la suya de una manera que no lo había hecho desde su separación, a solo un pelo de distancia de agarrarse el uno al otro. Habían estado allí listos para fusionarse en un solo cuerpo nuevamente.

Pero ahora no sentía nada. Solo el frío de la Roca, el aguijón del dolor de cómo aterrizó y el vacío abierto dentro de él arañando su camino más y más profundo en su pecho.

Sus ojos inmediatamente buscaron a Billy, incluso cuando las manchas bailaban en su visión, solo para encontrar a Black Adam plantado justo entre los dos, una vez más preparándose para quitarle todo.

Marvel ya no estaba seguro de tener la fuerza para convocar al rayo, no después de verter tanta de su magia en el ritual, pero no importaba. Necesitaba sacar a Black Adam. Necesitaba mantenerlo alejado de Billy a toda costa.

Detrás de ellos, los Enemigos del Hombre habían aprovechado la sorpresa para hacer un esfuerzo concertado para acabar con la Liga de la Justicia. Pero Marvel no podía molestarse en prestarles atención ahora, no cuando Black Adam estaba arruinando las pocas posibilidades que le quedaban de volver a ser uno con Billy. Ni siquiera podía juntar lo suficiente su corazón como para sentirse preocupado por ellos. Ellos estaban solos y él también.

Se puso de pie y cargó hacia adelante, sintiéndose lento y pesado mientras lo hacía. Black Adam no se movió, solo observó con una curiosidad sádica cómo Marvel se acercó a él. Pareció darse cuenta de que Marvel ya no tenía la fuerza para desafiarlo realmente. Marvel también lo sabía, pero aún así se balanceó, su puño chocó con la mandíbula de Black Adam, sacudiendo la cabeza hacia un lado. El golpe envió un dolor agudo por su brazo cuando golpeó la superficie sólida e inflexible.