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Siete horas

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Siete horas.

Siete largas horas era la duración de la clase que estaba teniendo al momento; Análisis de Alimentos, con la doctora Lucy Hale, la cual tenía la fama de ser muy exigente y desde que comenzó las explicaciones e indicaciones, yo había estado a punto de morir por cuatro infartos gracias a la intimidación que me daba.

Miré a mi derecha, justo a la ventana del aula que daba al exterior, atrapé con la vista un bello conjunto de nubes que me hicieron sonreír infantilmente, distrayéndome de lo comunes que eran los inicios de semestre; tan aburridos que parecía que así comenzaban todas las historias aburridas. Contemplar esas formas gaseosas vagando en lo alto del cielo me hicieron tenerles envidia y admiración porque ellas se alejaban a diferentes rumbos y yo parecía tener raíces en los glúteos que se aferraban al asiento donde estaba sentado. Me encantaban las nubes, los colores en los que se teñían durante una tormenta, al amanecer o atardecer. Era una manía demasiado rara la cual me solía caracterizar.

Existía la Loca de los Gatos, yo era el Loco de las Nubes.

En Royalty las construcciones estaban diferenciadas por letras. La primera clase del lunes, de una hora, le tocaba a mi grupo en el edificio 'C', la cual fue con una docente que ya antes nos había impartido clases: Sophie Wandall, Termodinámica. Y a la siguiente, con Lucy, debíamos ir al edificio 'B'. De hecho, la mayoría eran en tal edificación. Asimismo, se disponían con un diseño similar en cuanto a su construcción: color; las paredes, verde olivo con gris en el marco de las ventanas, y los barandales de los escalones eran de color verde pasto.

Contaba las horas que restaban para poder salir mientras deslizaba la lengua por las hileras de frenillos en mis dientes. Recordando el horario escolar, los días lunes y viernes entraba a clases a la una de la tarde, mientras que martes, miércoles y jueves al medio día, eso sí, saldría a las nueve de la noche toda la semana. Se me hizo algo horrible salir tan tarde, aunque me acostumbraría. Siempre terminaba haciéndolo. De igual manera, el grupo de treinta estudiantes por el que se conformaba el anterior semestre fue dividido en dos; en total en mi grupo, el cual era el primero, contaba con quince personas.

—¿Por qué se tardaron tanto en llegar con Wandall? —preguntó April, una de mis amistades, a Mina, susurrando.

Como el aula era de tipo anfiteatro, tomamos lugar en línea en la quinta fila de asientos, por ende, se nos facilitaba un poco entablar conversaciones.

—Es que Artis tenía un tráiler atascado en el trasero —Mina me miró. Gesticuló una enorme y burlesca sonrisa.

Observé su cabello lacio color chocolate largo hasta la espalda, el tono claro de su piel y su rostro ovalado jugaban bien en hacerla relucir cual joya junto con sus ojos café oscuro. Su estatura era menor a la mía, ella un metro con sesenta y siete centímetros, yo un metro con setenta y cinco.

—Metafóricamente —dije —. Un enorme tráiler se atascó entre las calles y como vine desde mi casa en Green Valley, el autobús se demoró en llegar a la central —aparté el cabello de mis ojos.

Until SunriseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora