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—He pensado en hacerme un tatuaje —dijo Jabner, balanceando los pies —, una estrella fugaz en el dedo medio.

El siguiente lugar a donde fuimos fue a la unidad deportiva St. Louis Byrd, no muy lejos del centro de la ciudad. Estábamos sentados es los escalones de las gradas viendo hacia el campo de juego vacío, acogidos en una comodidad mutua. Antes nos habíamos tomado algunas fotografías, debía admitir que me gustaba cómo nos veíamos juntos. Hace un año no hubiera creído que llegaría a tomarme una foto besando la mejilla de Jabner Crew, y él besando la mía. Y otra abrazándonos. Y otra besándonos en la boca.

Esperaba que nos tomáramos muchas más.

—¿Un tatuaje? —golpeé el escalón debajo de mis pies con el talón —, suena interesante. Mi mamá me dijo que si llegaba a pensar en hacerme uno me dejaría hacerlo con una condición.

—¿Qué clase de condición?

—Nada sobresaliente —volteé a verlo —, donar un litro de sangre.

—¿Nada sobresaliente para ti es donar un litro sangre? —expresó con voz dramática —, vaya, es demasiado fácil —agregó siendo sarcástico.

—Dice que si me tatúo la sangre se ensucia —negué entre risas —, además, no es nada fácil dejando de lado tu sarcasmo, me aterran las agujas.

—¿Te aterran? —me picó el brazo con un dedo para imitar una inyección —. No lo entiendo, ¿cómo demonios quieres tatuarte? Se ocupan agujas.

—Nunca dije que quería hacerlo. Al menos no por ahora —le toqué el pie con el mío —. Se te vería bien ese tatuaje, lo imagino y te quedaría perfecto.

—¿Así? —me mostró el dedo medio, no obstante, hubo un trasfondo vulgar por la forma en la que me veía y en la que lo movía.

—Idiota —le arrojé una pequeña piedra que encontré a mis espaldas —. ¿Por qué una estrella fugaz?

—Porque al desintegrarse en la atmosfera de la tierra brillan, luego desaparecen, pero antes de eso viajaron a lo largo del espacio siendo rocas de distintos componentes, frías y solitarias, en la oscuridad espacial —de un seguro que llevaba colgado del pantalón quitó su gorra y la dejó a un lado suyo —. Adaptando toda esa descripción a mi idea es que he vivido en la oscuridad por un largo tiempo, ocultando quien realmente soy, vagando, perdiéndome en mi propio ser. Ahora que decidí librarme, entré a la atmosfera y destellé mi verdadera esencia. Me iluminé. Después seguiré viviendo hasta consumirme dentro de unos treinta y cinco años. Eso proyecto.

—V-v-vaya —vacilé, impresionado —, sin duda es una buenísima explicación, me gustó mucho cómo lo interpretaste —encimé la mano sobre la suya —. Eres la estrella más brillante que he visto.

—Artis Hemsley, ¿acaso tienes el modo cursi encendido? —se acercó a mí para pasar el brazo sobre mis hombros.

—Sí, Crew, encendido. Cierra la boca.

—¿Te harías un tatuaje conmigo? —dijo, analizándome y adquiriendo un gesto de pena —, claro, si avanzamos a más —dejó caer la cabeza y emitió un gruñido. Apartó el brazo y se sobó el tabique, contrariado —. Mejor olvídalo, n-no me hagas caso. Haberlo dicho fue apresurado. Diablos, ¿en qué estaba pensando? Creerás que estoy loco. Lo arruiné.

—No, está bien, descuida —encimé las piernas en sus muslos. Él procuro que mi cuerpo no se fuese para atrás al acomodarse para sujetarme de la espalda —. Sería lindo compartir un tatuaje, pero sí, hay que seguir conociéndonos. Con el tiempo descubriremos qué símbolo podría representarnos.

—Me encantaría saber todo de ti —se hizo hacia atrás para recostarse del escalón. Hubo un momento de silencio —. Oye, Hemsley, una pregunta.

—Dime.

Until SunriseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora