Sorpresa.

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Puse la tasa de kageyama sobre la mesa y me levante, dejando la tasa que habría volteado en la cocina.

Solo podía decir que mi corazón estaba exaltado. Tenerlo en mi departamento ha sido mas difícil de lo que pensé alguna vez.

Mire mi mano y me la puse en mi cabeza, recalcando una vez mas que era el mayor idiota de la historia. Kageyama estaba tan cerca que solo solté la tasa sin siquiera pensarlo. Me pregunto si le duele. Es obvio que le duele pero quiero escuchar que clase de dolor siente. Así que me dirijo hacia la puerta de el baño y la golpee despacio.

-Kageyama ¿estas bien?- dije preocupado.

-Si, mas bien... podrías darme ¿una mano?- Al escuchar aquello pensamientos triple x pasaron por mi mente. Agite la cabeza dejando eso atrás. Ahora debía preocuparme por ayudarle , en vez de pensar en esas "cosas".

-Si puedo- dije casi en seco, abrí la puerta y solo pude ver como su bóxer salia a la luz.

-Wah!- Exclamo el.

-Perdón- dije cerrando la puerta de golpe. Le he visto los bóxer!!!. Coño.

-No te preocupes, pasa.- Dijo casi riéndose.

-Bu...bueno- abrí la puerta y si. Estaba en bóxer, de un color un tanto particular, burdeos. Baje la vista y vi su muslo enrojecido. Eso me hizo correr rápidamente hacia el- Siéntate - Dije fuerte.

-S...si- se sonrojo un poco, pero se sentó en el inodoro.

-Espera te pondré pomada- dije levantándome, kageyama solo soltó una carcajada. Busque en uno de mis muebles de baño todo aquello relacionado con atención medica. Saque el "botiquín".

-Perdón kageyama, ¿puedes levantar tu pierna un poco?- dije con vergüenza. Es algo raro que un hombre le de atención medica en su propio baño?. Subí un poco la mirada a su " Paquete", dejando mi rostro arder. El pensamiento pervertido vino a mi otra vez.

-S...si...- susurro un tanto sonrojado. Verle los bóxer es un tanto sexy, de hecho creo que todo lo que es kageyama es sexy. Sus piernas son algo musculosas pero delgadas. Por supuesto, ademas de lo alto que es. Le mire los calcetines un poco, eran de color crema.

-Te pondré pomada y luego la gasa ¿si?, prepárate. Puede que duela- Mire a kageyama a los ojos este estaba como tomate. Solo asentio con su cabeza y me miro con timidez.

Coloque mis dedos en la pomada, sacando un poco con las puntas de mis dedos, lentamente me acerque a su muslo y comenze a esparcir la pomada que tenia en mis dedos.

-Ah...- gimió un poco kageyama. Creo que le duele pensé un tanto triste.

-¿Te duele?- le dije colocando la gasa encima. - Si te duele, te puedo acompañar al doctor- trate de sonreír. Pero al ver que kageyama seguía con su rostro rojo, me enloquece. Y de manera grande.

-Me duele un poco. No te preocupes, estaré bien- trato de ocultar su rostro con su flequillo, pero no pudo. Y cruzamos miradas una vez mas.

-¿Tus pantalones?- dije yo mirando hacia los lados.

- Los eche a lavar... perdón por ocupar tu lavadora sin permiso- dijo un tanto tímido.

-No te preocupes es mi cul...pa después de to...todo..- Me pare enseguida -¿ Quieres ver la televisión o te iras ? - pregunte de corrido.

-Quiero ver televisión- dijo levantándose calmado. Pero aun tenia el rostro sonrojado.

-Ahora, dejare el canal que quieras- dije en tono triste.

-Muy bien- me tomo de el hombro y me arrastro hacia el sofá. Eso me hizo temblar de repente. Espero que no le duela al caminar, me dije un tanto preocupado.

¿Cual es tu color?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora