-4-

4 0 0
                                    


Si alguien me hubiese dicho unas semanas antes que estaría como un adolescente nervioso sentado a los pies del monumento al Rey Víctor Manuel II esperando a una cita, les hubiese dicho que estaba completamente zafado, pero heme aquí, calentando mis manos con mi aliento.

— Siento la tardanza.

Subí la mirada y la vi parada frente a mí, con una sonrisa hermosa y unos ojos claros brillantes. Su vestimenta era casual pero linda: unos vaqueros en azul, botas a la pantorrilla de cuero color marrón claro al igual que su bolsa y chaqueta, una blusa a rayas horizontales en negro y blanco y para complementar su atuendo una enorme bufanda a cuadros en colores oscuros. Si nos hubiésemos puesto de acuerdo en vestirnos no creo que nos hubiésemos vestido tan parecido, con la diferencia que usaba botas estilo militar y mis colores eran completamente oscuros.

Le sonreí y me puse de pie, aun con sus botas de tacón le llevaba unos diez o doce centímetros de altura, pero igual era perfecta.

— No he esperado tanto— le mentí, había esperado casi una hora—, llegué hace diez minutos, se me hizo tarde.

— Entonces, ¿A dónde iremos? — Me preguntó pasando su brazo alrededor del mío.

— A vivir una aventura.

BARCO DE PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora