-10-

4 0 0
                                    

Estamos cumpliendo cinco meses de estar juntos y mi chica había decidido mostrarme sus dotes culinarios haciéndome unos platillos dignos de la realeza: ensalada tibia de rúcula, pimientos asados y tomate como entrada, gambas salteadas con mantequilla de cilantro acompañadas de papas horneadas con sal de mar para el palto fuerte y como postre un volcán de chocolate bañado con salsa de frutos rojos, si eso no era la gloria estaba muy cerca.

— Delicioso todo lo que has hecho— le dije tras darle un sorbo a mi copa de vino—, jamás pensé que cocinarías como un chef.

— En realidad lo soy— me guiñó un ojo y yo quedé asombrado.

— Y no me lo habías dicho por...

— Porque pasé prácticamente toda mi vida metida en una cocina hasta que...— guarda silencio.

— ¿Hasta que qué Nicoletta?

— Hasta que me di cuenta que me estaba perdiendo las cosas de la vida y que el tiempo estaba pasando.

— Por Dios Nicoletta, hablas como si fueras una anciana de noventa años, apenas tienes veintiocho, estas joven y te queda mucho por recorrer y por aprender. Quizás hasta puedas tener tu propio restaurante.

— Ese era mi mayor sueño al principio— sonrió con desgano— pero ya no mas, ahora solo quiero vivir el aquí y el ahora.

— ¿Qué te pasó para que cambiaras de parecer? — Le interrogué.

— La vida, Stefano— me contestó—, la vida fue lo que pasó.

BARCO DE PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora