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Desperté con los rayos del sol que entraban por una de las ventanas de la habitación, me giré para abrazar a mi prometida y darle los buenos días, sin embargo, no la encontré, de seguro estaba haciendo el desayuno, me levanté y fui directo a darme una ducha rápida para ir ayudarla. Más feliz que nunca bajé a la cocina en busca de Nicoletta y tampoco la encontré ahí, alarmado fui hasta la parte trasera de la casa y ni rastro de ella, corrí hasta la orilla del lago con la esperanza de que estuviera allí y nada, me regresé a la casa rápidamente para buscar en otras estancias por si había olvidado una y fue en vano, subí hasta la habitación y busqué sus cosas pero no estaban, ella se había ido y por la hora que era tuvo que haber sido casi en la madrugada, tomé mi celular y marqué su número enviándome de una vez al buzón, le dejé un mensaje y de inmediato empaqué mis cosas. Un brillo en el escritorio frente a la ventada llamó mi atención, me acerqué y vi el anillo de compromiso que le había dado la noche anterior junto con una nota.

"Lo siento, no puedo hacernos esto a los dos.

Te amo inmensamente como para atarte a algo que no tendrá futuro, mejor quédate con los momentos hermosos que pasamos. Por favor no me busques, no vas a poder encontrarme.

Ten en cuenta que siempre, siempre te voy amar.

Nicoletta."

Con un dolor inmenso que me partía en mil pedazos, tomé mis maletas y dejé la casa de mis nonos, me monté en mi auto rumbo a lo que a partir de ese momento sería mi vida sin Nicoletta, un infierno.

BARCO DE PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora