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Un fuerte estrepito me sacó de mis sueños, sobresaltado salí de la cama y vi a Nicoletta tratando de llegar a su bolsa pero no lo logró, cayó al piso tosiendo en busca de aire, vi sus ojos encharcados por las lágrimas contenidas y preocupado corrí hasta donde estaba su cartera volteándola para que cayera al piso el contenido de la misma, rebusqué entre la montaña y lo vi, rápido lo tomé y se lo coloqué en la boca pidiendo que inhalara, lo hizo dos veces y de a poco volvió a calmarse, en ese momento mi alma había vuelto a mi cuerpo.

— Te llevaré a emergencias— le dije tras acostarla en la cama de nuevo.

— Estoy bien Stefano— su tono era suave y un poco áspero debido a la tos—, solo fue un ataque de asma.

— ¿Por qué no me habías dicho que eras asmática? — Le reproché.

— No lo creí conveniente, hace mucho que no me daba.

— Es mejor que te chequeé un médico— dije aun preocupado.

— No servirá de nada, te dirá que tuve un ataque de asma y me pondrá un inhalador. Ya eso lo pasé antes y es por eso que lo tengo en mi bolsa, ya cálmate que estoy bien.

— ¿Segura Nicoletta?

— Segura, ahora ven y acuéstate a mi lado— golpeó mi lado vacío de la cama, yo me trepé a ella acomodándome a su lado—. Abrázame que ya todo pasó.

Esa noche no dormí velando su sueño.

BARCO DE PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora