En Italia, Kirinmaru estaba preparando sus maletas, en 3 días regresaba a Japón, era el momento de dar la cara.
—¿Estas seguro de que quieres volver? —preguntó una voz femenina detrás de él.
—Ya se va a cumplir un mes desde aquel día, es momento de dar la cara y disculparme con Rin— dio la vuelta para ver a la mujer —.
—Pues la verdad a mi me parece más linda Rina— contesto viendo sus uñas con esmalte negro —. No te culpo por caer rendido a ella.
—Pero no la amo Zero, yo amo a Rin y haré lo que sea para recuperarla —.
Con elegancia llevo su mano hasta sus labios y se burló de su hermano: —¿Y crees que te perdonará? —preguntó con burla —. La familia materna de Rin es conocida por tener un orgullo por los cielos, obviamente ella no te perdonará.
Kirinmaru salió de la habitación y dejó sola a su hermana mientras se burlaba de él, ella tenía razón, Rin no lo iba a perdonar. Sin embargo había algo que lo llamaba y le urgía regresar a Japón.
[…]
Cuando Rin entro a su casa, Misaki la recibió con un fuerte abrazo y un beso en su coronilla.
—Mi niña te extrañe muchísimo — dijo separándose de ella —, lamento no estar contigo ese día —.
—Yo también la extrañe mucho tía. No se preocupe, Sesshomaru ha estado conmigo desde aquel día — sonrió un poco.
—No estarás sola, de hecho le comente al Padre para que te fueras conmigo y acepto — comentó como si fuera lo más normal —, así que prepara tus cosas que nos vamos.
Rin y Sesshomaru quedaron helados. Sesshomaru la miraba furioso ¿Quién se creía para decidir por Rin?
—¡No tía! — exclamó —. Entiendo que tú sanaste con tus retiros religiosos, pero yo quiero que Sesshomaru sane mis heridas, lo lamento pero no iré contigo — dijo cruzando sus brazos.
Misaki la miraba sorprendida sin duda su sobrina era fuerte y orgullosa, como lo era Sorincha.
Misaki sonrió: —Sabía que dirías eso, así le que le pedí al padre unas vacaciones para estar contigo, quiero saludar a tu padre, a Annie y su esposo y claro que a los padres de Sesshomaru — comento viéndolo —gracias por no dejar sola a Rin y ser un apoyo para ella como lo has hecho desde que son niños —.
—No agradezca, lo hago por que la quiero —.
Misaki sabía que ese joven estaba enamorado de su sobrina, si que Sesshomaru se lo esperara ella lo abrazado y le susurro que luchará por Rin, que ella lo iba ayudar para que Rin lo aceptará.
—Iré a la casa de tu padre hija, tengo asuntos que arreglar en esa casa —dijo sería, pues ella ya sabia lo que Rina había hecho, sin duda Miyuki no era buena influencia para su propia hija.
[…]
Miyuki no estaba en casa, necesitaba aclarar sus ideas, necesitaba saber cuál sería su siguiente paso. Llego al hotel dónde se vería con su amante, ella no quería llegar a esto, pero Naoto no la tocaba y ella tenía necesidades.
—Te estaba esperando preciosa — La jalo hacía él para besarla —. Te extrañe Sorincha.
Miyuki sonrió y recibió el beso, cuando empezó a tener amantes utilizaba el nombre de su hermana.
Ambos amantes se entregaron en aquella habitación dónde solo existían ellos.
—Siempre tuve la duda, ¿por qué te haces cargo de tu sobrina? —preguntó con curiosidad.
—Su madre murió cuando aún estaba embarazada de ella —se movió incomoda —, sentí que era mi obligación cuidarla y protegerla.
Él hombre que estaba encima de ella la miro con curiosidad, pues la conocía y sabía que primero estaba ella y después el resto. Ya no pregunto más, y la beso con pasión dando comienzo a una nueva entrega.
[…]
Mientras Miyuki se estaba revolcando con su amante, en la casa, Rina se estaba tomando sus pastillas prenatales cuando entro Kaede diciendo que tenia una visita de su "amiga".
—¿Qué haces aquí? —preguntó Rina enojada.
—¡Ay querida! —rodó los ojos —. Te traje un regalito de bodas, aunque todavía no me invitas, ¿Dónde te lo pongo?
—En ninguna parte, saca eso de aquí —. Quería desaparecer en ese momento.
Pero la voz de Mina la detuvo a medio camino.
—Ay pero que mala agradecida todavía que voy y te lo compro con tanto cariño —. Mina disfrutaba ver a Rina así de desesperada —.
—Ya dejame en paz — decidió enfrentarla — ¡No voy a dejar que te burles de mi! — tomo camino hacia las escaleras.
Pero Mina fue más rápida que ella y se adelantó al inicio de las escaleras.
—¿Por qué tan susceptible? —preguntó con burla —¡Pero que tonta! —puso su mano en su frente — es por el embarazo, ¿como va ese bebito hermoso?
Rina miro su vientre mientras Mina tenía una sonrisa de burla.
—¿Sabes? Cuando me dijiste que ibas a terminar con tu novio, fijate que nunca me hubiese imaginado que era por que le querías quitar el novio a tu hermana y aparte que estuvieras esperando un hijo con él —.
Rina la miró, ella nunca le dijo nada es obvio que Mina investigó.
—Pero no te pongas así, esas cosas pasan, amiga —empujó con fuerza el regalo —aunque te voy a decir algo, no me gustaría estar en tus zapatos, ¿te digo por qué? — le dio la espalda —. Número uno, te vas a casar con un tipo insoportable y que posiblemente te va hacer vivir un infierno, número dos, no te vas a poder separar de él por que hay ahí —señaló su vientre — un bebé que te lo va a recordar toda la vida y por si fuera poco tu hermana te odia —.
Rina no soporto más humillación y le aventó su regalo: —¡Ya largate de aquí! ¡Dejame en paz! —ordenó con un nudo en la garganta.
La apartó de su caminó y se apoyo en el barandal, Mina la volteó a ver.
—Siento mucho decirte esto Rina, pero creo que nunca volverás a estar en paz — cerró la caja de su regalo que se abrió.
—¡Largate de aquí! — volvió a ordenar con lágrimas en sus ojos.
Mina soltó una carcajada llena de burla, tiro lo poco que quedaba en la caja de regalo y se acomodo su bolso con elegancia.
—Disfruta tus regalos amiga — dio la vuelta para salir de aquella casa.
Rina se quedó llorando, ya no soportaba lo que estaba viviendo, levanto la vista hacía el barandal por donde su tía había caído, los pensamientos que estaban apoderando su mente las borro y se fue a su habitación.
Cerro la puerta y de su mesita de noche saco unas tijeras, quería terminar con su vida y de paso con la vida del bebé que se estaba formando en su vientre, no lo iba a traer al mundo para sufrir y que él pagará las consecuencias de sus estupideces.
No lo dudó y con la parte filosa las paso en sus muñecas, dolió, pero ya no soportaba más.
[…]
Diez minutos después llegó su madre buscándola, fue hacía su habitación y al no responder sus llamados decido entrar y ahí fue cuando vio a su amada hija inconsciente, con las muñecas sangrando.
—¡Rina mi amor! ¡¿Qué has hecho!?, ¡Kaede! —grito con fuerza.
Cuando Kaede entro casi se desmaya de la impresión, Miyuki le ordenó que llamara a una ambulancia, Miyuki había estudiado enfermería con lo poco que sabía hizo lo posible para detener el sangrado, la ambulancia no tardó en llegar y le ordenó a Kaede qué le hablara a Naoto.