Cuando Naoto se sintió un poco mejor lo primero que hizo fue buscar a su hija, necesitaba buscar a su primogénita.
Su primera opción fue buscarla en la casa que compartia con Sesshomaru, pero cuando fue nadie abrió, tal parece que nadie estaba.
Sintiéndose mal emocionalmente, fue al cementerio a visitar a Sorincha, antes de llegar pudo ver la silueta de su hija, contento se acercó lo más rápido a ella.
— Rin — dijo su nombre con un tono dulce.
Al escuchar la voz de su padre se dio la vuelta lentamente.
— ¿No se supone que tendrías que estar en reposo? — dijo aun sorprendia por verlo.
Naoto le aseguro que ya estaba mejor y que necesitan hablar. Rin suspiro con fuerza.
— No hay nada de que hablar papá, todo esta muy claro, tú crees que yo fui la responsable de que Rina tuviera el accidente y perdiera a su hijo — dijo amargamente.
Naoto se sintió culpable y miró en dirección a la tumba de su esposa.
— No fue eso, es solo que todo fue muy repentino y no supe como reaccionar — confesó apenado —. Pero tenlo presente, nunca dude de ti, nunca te culpe de lo que le paso a Rina.
Rin sabía que su papá era sincero, simplemente le regalo una sonrisa y lo abrazo con fuerza.
— Te amo tanto hija, nunca olvides que eres mi pilar más importante — confesó tocando su mejilla.
Su hija lo volvió a abrazar con más fuerza y cuando se separaron le pidió que le ayudara a seguir poniéndole las rosas blancas qué había llevado para su mamá. Naoto asintió.
— ¿Cómo te trata Sesshomaru? — esa era otra razón por la que no estaba tranquilo, saber que su hija se había refugiado en alguien más para sanar no le parecía bien.
Y eso Rin pudo notarlo.
— Me trata muy bien, es lindo, caballeroso y siempre me a respetado — sonrió al recordar los momentos que a pasado con él.
Naoto se dio cuenta que su hija era feliz, demasiado feliz.
— No sé, tal vez siempre fue él y no Kirinmaru —, volteo a mirar a su padre —. Papá frente a mamá te quiero decir que me enamore de Sesshomaru, tal vez es ¿pronto?, no lo sé pero sé que mis sentimientos son reales.
Naoto suspiro y le dijo que pasara lo que pasara con esta nueva relación, él siempre estaría para ella.
Después de estar un rato más en el cementerio, decidieron irse a comer algo, pues a Rin le dio hambre de la nada.
Cuando llegaron a un pequeño restaurante, Rin se llevó la sorpresa de su vida y en ese momento sintió como su corazón de rompía.
Era… era Sesshomaru, estaba sentado en una de las mesas y a su lado estaba la misma joven que estuvo en su casa el otro día.
Susan se dio cuenta de su presencia y beso a su novio, no se quiso quedar para saber si le correspondía o no.
— Vamos papá, se me quito el hambre — pidió.
Naoto se le hizo extraño la petición de su hija y ella agradeció que no se diera cuenta, no quería que su padre se enfermara de nuevo.
— ¿Cómo están mi hermana y mi tía? — preguntó con un nudo en la garganta.
—Rina esta bien, aun se ve afectada y Miyuki… ella está bien.
Rin asintió, sabía que las cosas entre su padre y tía no iban bien. Le dijo a su padre que lo dejaría en su casa y que más tarde lo visitaría de nuevo.
— Hija, se que estas intentando rehacer tu vida pero… por favor regresa a la casa en lo que me recuperó, me sentiré mucho mejor saber que estas a mi lado — pidió con un poco de vergüenza.
Rin se quedo pensando, pero recordó el incidente y le dijo que lo pensaría.
Cuando su padre entró a su casa, ella se dirigió a la suya. Cuando entró lloro, lloro mucho, ella hablándole de sus sentimientos un día antes, diciéndole lo mucho que lo amaba y recibió una traición.
¡Otra traición! Ella no se quedaría ahí, para ver como la vuelven a traicionar. Así que después de un par de horas le mando mensaje a su padre diciendo que esa misma noche regresaría a su casa.
Cuando estaba por irse, escucho la puerta abrirse y en la entrada estaba Sesshomaru, ella lo miró con coraje.