Susan llegó furiosa a la habitación del hotel dónde se hospedaba, nunca creyó que él había terminado su compromiso por otra mujer.
Cuando Irasue la contactó para decirle de su nueva relación, algo en ella se rompió.
—Disfruten de su relación — murmuró con odio.
Naoto estaba siendo revisado por la nueva doctora, bueno, su nombre era Lili y era una vieja amiga de la familia.
— ¿Cuándo regresaste? — cuestionó él con una sonrisa.
Lili lo miró con una sonrisa y le respondió que hace apenas unos días.
—Quise visitarte, pero Miyuki no estuvo de acuerdo— comentó.
Naoto no estaba para nada sorprendido por aquello, quería intentarlo otravez con Miyuki pero él no la amaba.
Lili se quedo platicando un rato con él y le dijo que en dos días lo darían de alta.
Aquello alegro a Naoto.
[…]
El dolor que Rina sentía en su vientre crecía a cada segundo, como pudo fue a la habitación de su madre con la esperanza de que estuviera ahí para ayudarla, pero no, ella no estaba; como pudo trato de llamar a la sirvienta pero tampoco estaba. No tuvo de otra, más que marcarle a su hermana.
Aguantando el dolor, camino de regreso a su habitación. Y busco su celular con la mirada, cuando lo tuvo en sus manos, torpemente busco el número de su hermana y marcó.
— ¿Rin…P… pu…e…des ve… nir? — decia jadeando — N…no no me si…en…to bi… en y mi mamá no… no está
Rin se preocupo por lo que escuchó, le dijo que se calmara y que estaría en la casa lo más rápido que pudiera. Sesshomaru no estaba con ella dijo que iría a visitar a su madre, así que como pudo conducido hasta su casa.
Rápidamente abrió la puerta y cuando pudo ver a su hermana a la mitad de la escalera, su hermana estaba llorando del dolor.
— Rin, ayúdame por favor — estaba sudando.
— Rina tranquila, te llevare al hospital pero ayúdame tú también.
Rin comenzó a llamar a la sirvienta pero Rina le dijo que no estaba. Como pudo Rin llevo a su hermana hacia su camioneta y la metió olvidándose de ponerle el cinturón de seguridad.
Por la prima, las piernas de Rin se enredaron callendose en el acto. Se paro y se metió a la camioneta para encenderlo.
— Rápido Rin, ya no puedo más — dijo Rina llorando.
La camioneta fue arrancada y Rina le pedía a su hermana ir más rápido pero Rin le contestó que no podía.
Ambas hermanas iban nerviosas, provocando que Rin casi chocará.
— ¡Cuidado! — dijo Rina.
El conductor del otro carro se bajó violento, Rin le exigió que se quitara que era una emergencia. El otro conductor se metió a su carro y se fue.
— Ya no puedo más — volvió a repetir —, tú me odias.
Rin la volteo a verla y le dijo que no la odiaba.
— Rina no te odio, deja de decir tonterías.
— Perdóname por todo lo que te hice, perdoname.
Rina lloraba, en verdad estaba arrepentida.
— Rina eres mi hermana, siempre lo vas hacer — le dijo.
Rina jadeo del dolor y lloró con más fuerza. Aquello era señal para que Rin se apurara entonces volvió a encender su camioneta.