Un día antes de la boda.
Rina se había ofrecido a acompañar a Kirinmaru al departamento a dejar unos regalos que les habían enviado a su hermana y a él.
—Es muy bonito este departamento Kirinmaru — dijo Rina—. Mi hermana se sacó la lotería contigo.
—Al contrario yo me la saque con ella— respondió.
Rina propuso abrir un botella de vino y se alcoholizaron, aprovechándose del estado de su cuñado lo guió a la futura cama del matrimonio.
Le empezó a quietar la ropa y se acarició su fuerte pecho— eres tan guapo — no pudo resistirlo y lo beso en los labios.
Kirinmaru con la poca cordura que tenía la alejó de él.
—¡¿Qué haces?! No te das cuenta que soy el prometido de tu hermana —
—Eso no me importa, ¿no te das cuenta que me gustas? — preguntó con un tono seductor.
Se volvió acercar a él y toco su entrepierna, se dio cuenta que tenia una ereccion y sonrió.
—Tú me dices una cosa, pero tu cuerpo me dice otra — Lo volvió a besar mientras lo empezaba a masturbar.
—No puedo… — se negaba a traicionar a Rin, por mucho que le gustara el toque de Rina, no le sería infiel a Rin.
—Esta es tu despedida de soltero, nada de lo que pase aquí saldrá a la luz — sonrió cuando sintió que Kirinmaru la besaba en su cuello—. Lo vas a disfrutar—.
Fue lo último que dijo, esa noche fue de Kirinmaru y ahora ya tenía con que manipularlo para que su adorable hermana sufriera.
Al día siguiente era el día de la boda y lo amenazó qué si no dejaba a Rin, lo iba acusar con su padre y le diría a Rin que la violo.
Kirinmaru estaba entre la espada y la pared, se arrepentía de lo que pasó.
—Si la dejas plantada, prometo irme contigo —.
Kirinmaru la observó y suspiro para aceptar la propuesta.
Obviamente Rina lo engaño, por que no llego al lugar acordado.