el azúcar está en el fondo

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Dentro de un apartamento que huele a nuez tostada y café, una fria mañana de julio, Seungkwan se encuentra acurrucado en su sofá, su cuerpo cubierto hasta las piernas con una frazada, y con una taza de porcelana entre las manos que trae impreso en letras cursivas: "si tu día es amargo, muévelo, el azúcar está en el fondo"

Fue un regalo de SeokMin, un amigo de la universidad a la que asistió en sus años de estudiante.

Está viendo pacientemente el canal de noticias matutinas por la tv, cuando su teléfono vibra y su pantalla se ilumina mostrando un mensaje de otro amigo de la universidad, Wonwoo; "¿Cómo estás Kwanie? ¿Al final que decidiste sobre ese asunto? Por favor avísame para mandarte detalles o mandarte al demonio ^^"

Seungkwan resopla ofendido, y brevemente piensa: "¿Cómo es que todos los amigos que conservo son así de idiotas conmigo?" Aunque sabe que en realidad él mismo es un idiota, así que deja su taza sobre la mesa frente al sofá y se prepara para responder.

Wonwoo está a punto de casarse, y semanas atrás le ha estado enviando mensajes para pedirle, no solo que sea uno de sus padrinos de boda sino que lo acompañe a su despedida de soltero. Seungkwan aceptó la primera propuesta, sin embargo sus valores todavía dudan y cuestionan la segunda.

No es que piense mal de su amigo, tampoco es que odie las fiestas, es que no le agrada el concepto de una "despedida" a su soltería llena de excesos y hombres dispuestos a hacer todo lo que sobrios no se atreverían.

Ni siquiera son las diez de la mañana y él ya quiere dejar de existir. Recuerda las palabras de su taza: "el azúcar está en el fondo" y ahora sí escribe un mensaje breve pero con consecuencias en las que no quiere pensar por el momento.

"Está bien, dime dónde es"

Más tarde mientras recoje la ropa de su habitación le llega una nota de voz de su amigo agradeciéndole exageradamente por aceptar, hasta se toma la molestia de decir que no se preocupe porque él se encargará de mantener siempre en alto su ética y moral.

Seungkwan resopla y se viste para ir al estudio donde trabaja. El chico ha estado viviendo de la fotografía, retrata familias, parejas de novios, chicos de prepa a punto de graduarse y de vez en cuando hace fotografías editoriales para cosméticos o alimentos, mientras que los fines de semana es mesero en una cafetería que le da preferencia a adultos mayores. Le cae como anillo al dedo, su madre siempre le dijo que agradecía tener un hijo tan paciente y atento. Él por otro lado alegaba que si sus amigos la escucharán, fácilmente pensarían que se trata de alguien más.

Ha llevado una vida humilde, en un departamento pequeño, de alquiler barato, con  un mal internet y una regadera que tarda media hora en sacar agua caliente. Muchos lo verían como un pobre hombre que no ha logrado nada en su vida, con sus 28 años y aún soltero, sin intenciones de sentar cabeza y sin muchas cosas que ofrecerle ni siquiera a su madre. Pero él ve cosas distintas cuando está frente al espejo.

Ve a un punk antisistema que se niega a caer en las tentadoras garras del consumismo y del fast fashion con su ropa de segunda mano y su firme postura de nunca contratar servicios de streaming de ningún tipo, también le gusta saber que a diferencia de muchos no tiene que preocuparse por las arrugas que genera el reírse a carcajadas hasta casi orinarse. Pero solo es la opinión de Boo Seungkwan, claramente irrelevante como él.

Bastante pretencioso, a decir verdad, pero no tenía intenciones de cambiarlo a menos que en algun momento lastimara a alguien, lo cual dudaba.

Ese mismo día tenía una reunión con su mejor amigo, Seokmin. Habían acordado ir a comer algo juntos, ya que tenían meses sin salir y se extrañaban tanto. A veces Seungkwan olvidaba que todavía tenía a un par de personas a su lado a quienes podía llamar amigos. No era un tipo desagradable, de hecho siempre fue un niño muy extrovertido, no le daba vergüenza exponer frente a su clase y se le daba bien actuar y hacer reír a los demás, aunque en eso último Seokmin se llevaba el premio.

La razón por la que se dan segundas oportunidades  (Hansol/seungkwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora