una grieta divide

135 17 2
                                    

El sofocante calor del primer amor les duró un año y medio antes de que la nieve del silencio congelara sus pies y los dejara inmóviles e incapaces de hablar.

La espina del futuro incierto fue creciendo lenta y sigilosamente entré ellos, sin hacer ruido como una lechuza a punto de cazar a su presa.

Otras preguntas empezaron a atormentar sus vidas como adultos jóvenes que necesitan empezar a preocuparse por un empleo, un hogar, y un ingreso económico estable.

Las conversiones empezaron a tratarse solo de eso, "¿Qué quieres hacer saliendo de aquí?" "¿A dónde quieres ir?" "¿Viajaras o te quedarás?" "¿Qué piensan tus padres?".

Seungkwan extrañaba un poco cuando aquellas preguntas eran opacadas por cosas más triviales, por el manga que Mingyu acababa de leer, por las películas de culto que Hansol encontraba en páginas raras de internet, por los juegos que hacían cuando tenían horas libres, los almuerzos que compartían, las veces que hacían enojar a Wonwoo y todas las bromas que Jeonghan le jugaba a Seokmin.

Quería decirle a sus amigos que él no tenía ningún plan, que estaba a la deriva en un mar que amenazaba con romper su bote, que amaba dormir en la cama con su madre porque su perfume lo tranquilizaba, y que si fuera por él, pasaría su vida entera compartiendo la comida con sus hermanas mayores.

Se quedaría estancado en las pláticas ruidosas, llenas de carcajadas dentro del bus que tomaban para llegar a la universidad. No quería que nadie tocara el timbre para bajarse, detendría el tiempo para siempre, aún sabiendo que era imposible.

De nuevo, todo aquello que lo asustaba de salir con Hansol floreció sobre su corazón y echó raíces más fuertes que las anteriores. Le espinaba el pecho y por más que intentó limpiarse la sangre, los rasguños no cicatrizaron hasta que su relación llegó a su fin.

El proceso fue similar a los pasos para desactivar una bomba, primero empezó con el tema de la graduación.

Hansol constantemente le hablaba de los planes que su familia tenía para él, querían que se fuera de Corea a estudiar con las grandes casas de moda del extranjero, y ciertamente el chico no parecía tener ningún inconveniente con eso, sobre todo porque tenía pasión por crear atuendos y se le daba bien materializar sus ideas en las telas que tenía en la bodega de sus padres.

Era una faceta que fácilmente pasaba desapercibida por los demás, pero Seungkwan no era "los demás" y como su novio, tuvo el privilegio de ver al chico en otros procesos de su vida y le cautivaba su empeño. Él podía tomarle sus manos, de vez en cuando lastimadas por las agujas y los alfileres, y sentir los curitas con los que cubría sus dedos de los pinchazos que el oficio le proporcionaba.

Lo escuchó hablar de sus ideas y Hansol le permitió no sólo criticar su trabajo, sino aportarle otras perspectivas de lo que estaba haciendo. Eran su soporte uno del otro.

Por eso le sorprendió enormemente cuando una tarde después de clases, mientras comía con todos sus amigos, Mingyu le preguntó directamente a Hansol sobre su viaje al extranjero y este le respondió que era prácticamente un hecho.

Le puso fecha a su partida, y les contó detalles sobre su vuelo y el lugar a donde iba.

Seungkwan lo observó estupefacto, no porque le sorprendiera enormemente, sino porque Hansol no le había mencionado nada al respecto. Se sintió confundido, y su corazón latió de forma extraña, tan fuerte que resonó en sus tímpanos.

A partir de ese día, su relación empezó a sufrir los efectos del silencio, las palabras empezaron a morir dentro de sus gargantas, pues él por su lado, no pidió las explicaciones que tanto necesitaba, y su novio no parecía tener la intención de dárselas.

La razón por la que se dan segundas oportunidades  (Hansol/seungkwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora