el chá chá chá dónde lo dejamos

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Hansol está llegando tarde a la fiesta.

Dentro de la sala de juntas de su empresa, yace sentado al frente de una larga mesa donde más empleados del lugar discuten a cerca de los nuevos lanzamientos textiles, los estudios de mercado, las temporadas y los desfiles de moda próximos, y cada pequeño detalle antes de empezar con la producción de sus nuevos diseños.

Él juega con el bolígrafo en sus manos mientras escucha atentamente lo que sus compañeros dicen. Quiere suspirar profundamente.

Las horas del día se consumen entre papeles, presentaciones digitales y carpetas con informes de ventas y propuestas del departamento de diseño.

Cuando la junta concluye, Hansol sale de la gran habitación mientras observa los conceptos artísticos en los que sus empleados han estado trabajando los últimos meses.

Los analiza y toca de vez en cuando los dibujos sobre el papel, recordando los días en los que se la pasaba llenando sus libretas de esbozos y bocetos de las nuevas prendas extravagantes y magníficas que su imaginación hiperactiva era capaz de crear.  Siente algo de pena.

Su teléfono suena sacándolo de su ensoñación y se apresura a subir a su auto para ir directo a su departamento. Es un mensaje de Jeonghan, que además de molestarlo por su evidente retraso a la boda de Wonwoo, le adjunta a su texto una imagen donde salen los demás chicos comiendo en una de las mesas del salón.

No le da muchas vueltas pero es capaz de notar de inmediato que Seungkwan no aparece en esa fotografía y siente una punzada ligera de curiosidad.

Se emociona.

Cuando llega a su casa lo primero que hace es ducharse. Se cambia y se perfuma admirando en la soledad de su habitación lo bien que le queda la ropa formal, y hay algo en el ambiente esa tarde que lo vuelven especialmente atrevido con su actitud. Se siente capaz de enamorar a alguien, se siente feliz y no sabe exactamente de dónde le nacen los chorros de autoestima y confianza.

Bueno si lo sabe, pero no piensa admitirlo en voz alta.

Termina llegando al lugar cuando el ocaso pinta el cielo de un naranja intenso antes de que anochezca. Aparca su auto en el estacionamiento y por fin entra al recinto, dónde es bien recibido por el recepcionista.

Sin duda es un lugar maravilloso. Camina despacio entre las mesas y las personas que andan por ahí y siente gran alegría cuando distingue a Wonwoo junto a Yura, charlando con sus invitados.

Va directo a dónde están y Wonwoo lo reconoce y recibe con un cálido abrazo. Se ve
radiante, tiene una sonrisa pintada en los labios que ilumina su rostro de manera extraña, como si dentro estuviera sintiendo un éxtasis de algo parecido al amor. Hansol siente que las tripas se le retuercen. Y ante esa imagen se pregunta si las veces que a amado lo ha hecho correctamente.

—¡Cariño, estábamos esperandote! —exclama Yura mientras abraza fuertemente a Hansol—

Él sonríe y comienzan a platicar sobre los eventos pasados que retuvieron al joven en su empresa. Wonwoo le pasa una copa de champagne y brindan entre ellos, y un par de minutos después se acercan Jeonghan, Seokmin y Mingyu, quienes lo reciben entre abrazos, skinship y bromas que especulan el porqué de su retraso.

Luego comienzan a elogiar a su mejor amigo mientras que la novia pasea entre los invitados. Hansol es capaz de saborear las voces de cada uno, mezcladas con la suave música del salón y la elegante iluminación que lo hace sentir en un sueño.

Un sueño maravilloso que le altera el ritmo cardíaco cuando a lo lejos distingue la figura de Seungkwan, vestido con ese jodido traje que le abraza el cuerpo de maneras perfectas. Ve su brillante cabello castaño resplandecer con la luz artificial y luego observa como el chico toma su cámara entre sus manos y va apuntando con su lente distintas escenas de la fiesta.  Hansol siente que ha tenido la boca abierta todo ese tiempo.

La razón por la que se dan segundas oportunidades  (Hansol/seungkwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora