El regreso de los ex

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Lo único que calmaba mi frustración de no poder ir y actuar como una celosa compulsiva frente a Santiago y Rebeca era mi jugo de naranja que me calmaba. Angela sabía lo que yo sentía por dentro, ya que ella lo había visto cuando estábamos en el colegio los cuatro, me dirijo lentamente a Santiago y se le veía sonriente ¿DE QUE MIERDA ESTÁN HABLANDO?. Miré mi teléfono y ahí estaba mí madre llamando para darme las "Buenas nuevas" hice una mueca y decidí contestar

-Madre- contesté en tono indiferente

-Hola mi princesa, ¿como estás?- preguntó en tono dulce

-Lleguemos al punto mami querida- respondí enfadada,- ¿por qué no me dijiste que Rebeca estudiaría en esta universidad? no es sencillo aguantar a tú esposo y a su ex en una sola universidad, ¿qué le pasó? Parece que se hubiera arreglado únicamente para coquetearle a Santiago,- continué casi al punto de gritar.

-Calma princesa, sabes que Santiago te quiere muchísimo no creo que pase nada entre ellos, además si su esposa está no pasará nada- respondió, podía sentir su sonrisa de "Buena madre" al otro lado del teléfono

Colgué mi celular y me quedé jugando con el protector mientras que Santiago y la otra terminaban su larga charla,

-Tranquila, Santiago te quiere mucho como para andar con la rastrosa esa- me consolaba mi amiga mientras tomaba mi mano

Extrañaba esa dulzura de mi mejor amiga, y su sonrisa de buena hermana pero de madres distintas, Angela en verdad era una de las chicas más lindas que yo había conocido, en todo aspecto, era dulce, respetuosa, humilde, honesta y generosa. físicamente era muy guapa, ojos cafés claro, cabello largo castaño oscuro y ondas en las puntas, se parecía mucho al mío, era alta, y vestía de una manera casual pero elegante. Tiene una fundación para ayudar a los niños necesitados de aquí de Bucaramanga que por cierto Santiago y yo colaborábamos.

Me volteé y sólo quedaba mi hermana, revisé mi reloj y confirmé que Santiago iba tarde a su clase, seguí mirando a mi hermana, estaba más regia, y su cabello más largo. Me estremecí al recordar cuando ella estaba con mi esposo, aguanté un año entero de mi adolescencia viéndolos juntos, cuando Santiago iba a visitarla a mí casa y cuando se tomaban de la mano, fruncí el ceño, recordé el dolor de Santiago cuando ella lo dejó por otro, se veía derrotado, frágil, sólo, únicamente me tenía mi "Su mejor amiga, su princesa" cuando secaba sus lágrimas y lo hacía sonreír, los recuerdos me quitaron el apetito de mi jugo de naranja.

-Vamos a clase- le dije a Angela para borrar mis pensamientos.

-Claro- respondió tomando bolso y dirigiéndose al salón

Casi llegando tropecé con una persona la cual hizo que me cayera

-Discúlpame- dijo preocupado el chico ayudándome a levantar

Al verlo fue un rostro familiar y ahí lo vi, era él... Alejandro Gracia, mí ex. Lo vi detalladamente, estaba mas fuerte, no había cambiado su altura, seguía de mi mismo tamaño, sus ojos cafés oscuro, su cabello castaño no natural. Me estremecí al ver a Santiago en el pasillo, viendo a Alejandro tomando mis manos, volteé a Alejandro y me sonreía enamorado, separé mis manos y corrí hacía mi esposo, pero el bajo la cabeza y se fue, lo perseguí y no lo encontré. Solo vi a Rebeca que me saludaba con una mirada hipócrita.

-Se fue por ahí- Señalaba la puerta de entrada, con su sonrisa

Miré el estacionamiento y el auto de Santiago no estaba, se había ido

-¿De qué hablabas con mi esposo?- pregunté a Rebeca resaltando MI ESPOSO

-Diciéndole que volví para estudiar administración de empresas, ¿por qué hermanita, Sigues celandome?- decía con incredulidad,- Existe el matrimonio pero también existe el divorcio, querida- susurraba en mi oído

No pude seguir hablando y me separé de su lado y tome mi auto y empecé a buscar a Santiago sin destino alguno, sólo manejaba con rabia y preocupación, a eso se debía su conversación, la sonrisa de Santiago porque a el también le gusta la administración. Introducía las manos en mi cabello frustrada solo tratando de encontrar a Santiago

Enamorados y enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora