Que pesadilla.

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Santiago recostado a la pared sostenía a Rebeca enlazada a sus caderas, jadeante por el beso tan salvaje que se estaban dando, por mi mejilla caía una lagrima, sin aún creer lo que mis ojos veían.


- ¡Santiago! - Grité desplomada en el piso


Sus labios dejaron de besar a Rebeca y sus ojos se dirigieron, me estremecí al verlos, no eran ojos de amor, tal vez de lujuria y de pasión, pero nunca de amor, temblorosamente me levante y me dirigí hacia él, al ver mi intento fallido de separarlos, vio a Rebeca y mordió su labio al verla, Rebeca se volteó y con su ropa desgarrada lamió sus labios.


- Nunca se sentirá contigo como lo hace conmigo, hermanita - Sonrió y procedió a morderle el labio inferior a Santiago


Me senté en mi cama jadeante, solo fue una pesadilla, voltee a ver y ahí estaba Santiago, siempre tan pacifico cuando duerme, me acerque y empecé a delinear sus labios con la yema de mi dedo, besé con suavidad sus labios y me acurruqué en su pecho sintiendo un poco de calor en el frío de la madrugada, me acerqué a su corazón y sonreí al sentir sus latidos.


- Yo se que no me engañarías mi amor - Tomé su mano y acaricié mi mejilla con ella, - Te conozco mí rey y se que me amas tanto como yo a ti - Besé su mano y me acurruqué más cayendo en un sueño profundo


Unas suaves caricias en mis mejillas me hicieron despertar y lo primero que vi es como unos ojos verdes se conectaban con mis ojos color café claro


- Buenos días a la mejor esposa - Me dijo sonriente


Me levante un poco y me senté en la cama, observando el gran desayuno que me esperaba sobre mis piernas, me acomodé con cuidado y mire a Santiago, en su rostro estaba marcada una sonrisa de " Sip, lo hice yo mí amor "


- Desayuna mí amor, yo me iré a duchar - Me regaló una sonrisa y un beso en la mejilla y se dirijo al baño.


Ya había terminado y lo llevé a la cocina, el timbre me interrumpió cuando iba a lavar los platos del desayuno.


- Lucía, por favor abre me estoy cambiando - Gritó Santiago desde el otro cuarto.


Al abrir la puerta me sorprendo al distinguir la cabellera rubia ondulada, ojos cafés y falda corta... Rebeca


- Son las 7 de la mañana ¿Qué se supone que hagas acá Rebeca? - Le susurré para no hacer notar su presencia


Mí intento es fallido al notar que mi hermana se queda paralizada con la imagen de mí esposo con sus jeans negros apretados y botas, aún no se había puesto camisa, le fruncí el ceño por estar así frente a ella .


- Traje desayuno - Respondió mostrando la bolsa de subway, la maldita sabía que era mi desayuno preferido


- Ya desayuné - Respondí mostrando discretamente mi anillo de compromiso y sonriendo de manera egocéntrica a Rebeca


- ¿Y tú Santi? - Preguntó Rebeca con un tono seductor en su voz y sentándose atrevidamente en la mesa colocando dos emparedados encima de la mesa


No iba a caer en su trampa, tomé un emparedado y le dí de comer a mí esposo en la boca, Santiago al ver el juego de niñas de mi hermana y yo sonrió tratando de contener su risa.


- Bueno los dejaré solos - Dijo guiñando su ojo, caminó hacia Santiago y le regaló un beso en su mejilla, - Adiós Santi - Le susurró cerca de su oído, Santiago frunció el ceño y se dirigió a mí mientras que yo miraba con rabia a mí hermana, - Adiós hermanita - Se despidió con un beso en la mejilla también y se marchó


En el receso de clases me la pasé escuchando la risa de Angela al escuchar mi entretenida mañana, su risa se borró cuando Alejandro se acercaba a nuestra mesa


- ¿Puedo? - Preguntó pidiendo permiso para sentarse complementado por una sonrisa de convencimiento


No pude evitar asentir y reír al notar su sonrisa convencedora, Angela, Alejandro y yo entablamos una conversación de los nuevos profesores y la presión que eso le incluía, por alguna rara razón no podía dejar de sonreír hablando con ellos, había olvidado como era Alejandro y su gran sentido del humor, sus gestos que siempre hacía involuntariamente y su capricho del odiar a las verduras, no pude evitar sonreír al verlo apartar todos los vegetales de su almuerzo


- Bueno hoy tengo clases hasta tarde, entonces ¿Hablamos luego? - Preguntó Alejandro recogiendo todo en su bolso


Angela y yo asentimos y Alejandro procedió a despedirse de cada una con un beso en la mejilla, pero cundo era mi turno, tropecé al levantarme y Alejandro me sostuvo en sus brazos firme, sólo podía ver su sonrisa y no pude evitar corresponder el amable gesto, cuando iba a ponerme en pie, el jaló mis brazos haciendo que en un fugaz movimiento sus labios y los míos se conectaran, los brazos de Alejandro posesivos hacían el beso más intenso, me separé en cuanto reaccione mirando a Angela la cual me observaba con una mirada de decepción.


- Lucía, lo siento no quise - Se defendía Alejandro mientras que acariciaba sus labios


Estaba paralizada, del suceso tan inesperado, me estremecí aun mas al voltear distinguir la imagen rubia


- Upps, ¿Qué crees que sienta Santi al ver que su esposa se dejó llevar por su ex? - Dijo rebeca sonriente-, Porque Santi se tiene que enterar -


- ¿Enterarme de que? - Preguntó Santiago confundido mirándome a mí y a Alejandro que estaba a mí lado


Enamorados y enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora