Ven...

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-¡Maldita sea!, dí algo- gritaba Santiago con los ojos llorosos 

-Bueno chicos termino la fiesta, a sus casas- Decía Rebeca para evitar el alboroto 

Yo en verdad no podía decir nada, estaba paralizada, solo podía ver los ojos llenos de dolor y rencor de Santiago.

-¿Por qué mentir?-Continuó mas calmado, dejando correr la primera lagrima por su mejilla -¿Qué?, ¿Te mordió la lengua este estúpido?

-Santiago calmat...- me detuve al notar que Alejandro ya había golpeado en el rostro a Santiago ¡Carajo! como hubiera deseado que nunca hubiera hecho eso

Santiago se quedo un momento tocando su mejilla, dirigió su mirada hacia mí, me estremecí y volteó a Alejandro, le sonrío incredulamente y le devolvió el golpe, dejando a Alejandro en el suelo, sabía que si peleaban ganaría Santiago, tiene mejor físico

-¡Deténganse!- me digné a decir con un hilo de voz y los ojos llorosos, me puse frente a Santiago mirando sus ojos verdes llorosos y llenos de dolor, me volteé hacia Alejandro y ya se levantaba con cuidado apoyándose en la pared

-Largo- dijo Santiago con voz apagada y cansada -Mañana te paso los papeles del divorcio, Lucía- Y  se soltó de mis manos y subió las escaleras

-Yo me quedaré, Santi- Dijo Rebeca emocionada 

-Como quieras- Respondió sin ninguna expresión 

-Adiós hermanita- me susurró Rebeca sonriente

Solo me quedé viendo inútilmente la imagen de la espalda de Santiago, era una estúpida, y el rostro y la expresión de Angela me lo confirmaba, Alejandro solo trataba de consolarme pero no necesitaba su consuelo ahora.

Pasaban los días y lo único que supe de Santiago era el documento de divorcio el cual ya el había firmado, no había ido a la universidad, y aun no me dignaba a firmar ese documento hasta que el y yo habláramos y nos confrontáramos.

-¿Pensando en la noche tan buena que tuviste?- me interrumpió Rebeca -Vamos hermanita han pasado ya 5 días, firma el documento y dígnate que tus alborotos y tus necesidades como mujer te delataron-

-¿Qué fue lo que hiciste con Santiago esa noche?- Pregunté 

Rebeca soltó una risita de "Que estúpida eres hermana"

-¿Crees que se acostó conmigo?- preguntó continuando riéndose, - No querida, no te confundas- reservo la risa dejando su rostro sin humor, - El no se acostaría conmigo por despecho, ni yo tampoco me dejaría tocar por sacarte de su cabeza, pero me encanta que pienses que tu ex marido, perdón "Marido" se acostaría con alguien mejor que tú.- me lanzó una sonrisa asesina y continuó- Adiós querida.

El asiento vació que había dejado rebeca en unos segundos ya lo ocupada Alejandro, ¿Qué era este día? ¿Todos a Lucía?

-Alejandro en ver....- mis palabras se vieron interrumpidas por un suave contacto de labios que me habían tomada desprevenida, me separé rápidamente agitada, - Ahora no, aquí no, por favor- le susurré despacio cerca de sus labios acariciando su moretón- Alejandro, yo amo a Santiago, no se, en verdad que no se que siento por ti- tragué saliva y vi con avidez el rostro de Alejandro paralizado - Se que me quieres, o te gusto, o me amas, en realidad no se que sientes por mi, pero no quiero estar contigo, amenos no ahora , no te quiero ilusionar , lo siento.

-Yo esperaré- dijo regalándome una de sus mas tiernas sonrisas

Le correspondí la sonrisa y me levante de la silla, le di un beso en su mejilla y caminé muy rápido hacia el salón de literatura, pero me detuve al chocarme con un sujeto alto, cuando me iba a caer el tomó mi cintura evadiendo mi caída, abrí mis ojos y me sorprendí al ver unos hinchados ojos verdes, mientras sus manos me sujetaban con fuerza, no pude evitar sonreír al ver la agradable rostro que me había salvado de caer.

-¿Estas bien?- preguntó Santiago con un tono cansado y triste en su voz

-Ahora lo estoy- respondí sonriendo

Cuando Santiago me puso de pie con cuidado, lancé una mueca de dolor, mi tobillo dolía, Inmediatamente que expresé mi dolor Santiago ya lo había percibido y me cargo en sus brazos, llevándome con rapidez a un salón vacío. Ya sentada en un escritorio con cuidado Santiago tomó el botiquín y empezó a vendar con total delicadeza mi tobillo, al terminar soltó un suspiro de alivio y una sonrisa con aún su cabeza abajo, sonreí al notar su bella sonrisa pero se borró al ver mis ojos.

-Tenemos que hablar de aquella noche- susurré sin animo en mi voz

-¿Qué tienes para decir?-preguntó Santiago totalmente serio,-¿Que besaste en una supuesta fiesta a tú ex el cual me negaste querer?

-Santiago yo te amo, si lo admito lo besé, si te negué quererlo porque no se que siento por el, estoy confundida ¿Si?, fue algo involuntario no se si quería o si no- me detuve a evitar que una lagrima cayera por mejilla,-solo pasó me equivoqué lo sé pero no puedo hacer nada más

-Si tanto me amas ¿Por qué no pensaste en que mí cuando lo ibas a besar? en que yo no besaría a Rebeca estando contigo- Respiró profundo y continuó - ¿Firmaste?

Desafortunadamente el tenía razón y fue mí error, tomé los papeles de mi bolso y firme  con rapidez.

-Eres libre- me susurró con tristeza. Esa frase destrozó mí corazón en mil pedazos mas pequeños de lo roto que ya estaba

-¿Puedo pedirte algo?- pregunté con un hilo de voz. El me miró y asintió, -Ven - el obedeció. Tomé su mejilla y acaricié donde Alejandro le había golpeado, cerré mis ojos y presioné mis labios a los suyos haciendo que prácticamente obligado se acercara a mis piernas para besarme, sentí mi mejilla mojada y pensé que eran mis lagrimas pero eran las de él, me separé y el secó sus mejillas mojadas, y se fue sin mirar atrás.


Enamorados y enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora