Tú mi lobo yo tú luna

185 11 0
                                    

Iba en mi auto, manejando por todos lados buscando a Santiago, sentía una ansiedad de ir y abrazarlo.

Fui al apartamento, volví a la universidad y nada. Solo me quedaba una opción, el parque donde íbamos a tirar piedras y que saltara en las aguas "El parque del agua". tomé mis llaves lo más rápido que pude, ya era de tarde y el sol se ocultaba, solo se veía la combinación de un perfecto atardecer, rosado y naranja.

Al llegar salude al celador que siempre nos recibía cuando veníamos Santiago y yo, me registre y corrí donde siempre estábamos, me detuve y minimice mis pasos al ver a un chico de espaldas que el atardecer resaltaba los lunares de su cabello y la brisa lo alborotaba, sonreí al verlo tan hermoso hasta de espaldas, me acerqué y enlacé mis brazos en su cuello y besé su nuca

- Mi amor - Le susurré a su oído con dulzura,- No corras de mi - dije sentándome a su lado y tomando su mano.

- No sabía que Alejandro había vuelto - Dijo con un hilo de voz bajando su cabeza y jugando con mi mano y la suya

Me estremecí y lo miré como a un niño pequeño, se veía herido, engañado, triste. Tomé una piedra y la lancé al ver que el hacía lo mismo. Acaricie su mejilla y hice que me mirara a los ojos, esos ojos verdes que cautivaban a quien los viera, acariciaba su escasa barba y me acerqué a sus labios.

- Yo solo amo a mí lobo hermoso - Me lancé y bese sus labios mordiéndolos con suavidad, - ¿Lo conoces? Se llama Santiago - Le sonreí y besé su nariz - Es mí esposo, es mi rey, mí príncipe y mi todo

Pude notar su sonrisa, como cuando no se quiere reír pero igual lo hace, le sonreí al ver su bella expresión involuntaria, Santiago siempre era una ternura cuando se ponía triste y le hacían algo para ponerlo feliz. Cuando iba a besarle recordé a mi hermana y sus odiosas palabras de "Existe el matrimonio pero también el divorcio"

- También volvió Rebeca - Dije cerca de sus labios

Santiago se tensó es como si volviera al pasado, cuando ella lo dejó lleno de ilusiones y fantasías, eso me hizo arrepentirme de mi comentario, porque aunque el me dijera  lo de Alejandro era distinto porque yo lo había dejado porque el le dedicaba mas tiempo al deporte que a mi, lo cual me parecía estúpido, pero Santiago era un adolescente que le rompieron el corazón con uno de sus "Amigos"

- Si, me dijo que quería comenzar la administración de empresas - Suspiró y seguía jugando con mi mano, - Sabes que siempre me ha gustado esa carrera y pues no sé me alegré por ella - Sonrió tristemente y me miró, sus ojos tristes por todas las emociones de un simple día, - Te amo mí amor , Ya vamos, casi cerrarán -

Santiago se levantó de primero y me ofreció su mano yo le correspondí y empezó repentinamente a sonar "Quédate conmigo" de Andrés Parra,

Amaba esa canción y mi esposo lo sabía así que empezamos a bailar al son de la canción, se le veía su hermosa sonrisa, al final me cargó y me besó, me abrazó, nos fuimos riendo y me dirigí al auto junto a él. El camino era largo así que Santiago se había quedado dormido, se veía perfecto, su nariz fileña sus pestañas largas y sus labios tan bien definidos.

- Mí rey, ya llegamos - Acariciaba su cabello para despertarlo

Abrió los ojos y esbozó una sonrisa como "Ay que pereza". nos bajamos y nos dirigimos al apartamento, al llegar Santiago empezó a besarme y aseguró la entrada, quito su chamarra y dejó la camisa blanca que resaltaba su tonificado cuerpo, me enlacé de su cuerpo, me separe un momento para respirar, le sonreí picaramente y seguí con el intenso beso, salté y me enlacé a sus caderas, el me sostenía en mí cintura y me empujó a la pared con fuerza, jadeé y jalé su cabello, Santiago estaba lleno de pasión y necesidad, tomo mi blusa de botones y la desabrochó con fuerza, dejando ver mi sostén negro, se alejó de mis labios y miró mis ojos, se veía la lujuria en la mirada de ambos.

Pasó de mis labios a mi cuello, dejando mordidas en el, no pude evitarlo y arranque su camisa de el, dejando rasguños en ella, la retiré completamente y rasguñé su espalda, dejando salir un jadeo y un gruñido, me lanzó al sillón y desabotonó mí pantalón y fue bajando lentamente dejando un camino de besos en mis piernas, retiró con rapidez mis tacones y me dejó en ropa interior, mis bragas negras que combinaban con el sostén

- ¡Que monumento de mujer! - Dijo sonriendo

Seguía con su recorrido de bajar y subir con sus labios recorriendo mi cuerpo que en realidad le pertenecía a el y únicamente a el, subió a mi abdomen besándolo y mordiendo los costados, mis uñas rasguñaban sus brazos y lo despeinaban mas de lo que ya estaba, cerré mis ojos y me dejé llevar por los besos y caricias, subió nuevamente a mi cuello y bajo a mi pecho, arrancando mi sostén con rapidez y jugando con ellos, después de sus caricia, me cargó nuevamente y esta vez fue en nuestra habitación, me recostó y bajo mis bragas, cuando me di cuenta que solo estaba en bóxer, le sonreí por enésima vez. se lanzó encima mío y beso mis labios, me dejé llevar y me separé para soltar un leve gemido por la sensación de la unión de nuestros cuerpos, seguía moviéndose, al llegar al punto me estremecí

- Solo mía - Fue lo ultimo que escuché antes de que se aventara encima mío y ambos cayéramos en un profundo sueño.







Enamorados y enredadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora