Elyon

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"I've been the archer,
i've been the prey,
who could ever leave me, darling?
but who could stay?" the archer by taylor swift.

***

Blanco, todo era blanco. Los árboles que se apreciaban desde arriba con nieve en sus cúpulas, se veían cada vez más cercanos, los arbustos con sus hojas congeladas, cada vez más grandes. Divisó el pequeño arroyo rodeado de algunas flores amarillas y violetas, que le recordaban a la primavera ya inexistente en esa época de invierno. El viento le pegaba de lleno en la cara y revolvía sus cabellos que, de no ser que estaban entrelazados en una trenza larga, no le permitirían ver nada. Sus mejillas se sentían algo acaloradas por el esfuerzo mientras que sus manos rodeadas por la tela de sus guantes estaban bien sujetas al cabello de Vela. El pegaso blanco batió un poco sus alas antes de aterrizar junto al arroyo y Elyon bajó de ella, acariciándole el pelaje.

-Bien hecho amiga, ¿estás sedienta?- Le pregunto a su compañera, la cual relinchó a modo de respuesta- Bien.- Respondió la chica con una sonrisa. La dirigió al arroyo para que se refrescara y mientras Vela bebía, Elyon buscaba en su bolso la pequeña botella que tenía, cuando la encontró se arrodilló junto a su amiga para cargarla con agua, luego tomó unos tragos y la volvió a llenar para guardarla, todavía quedaba un pequeño tramo para llegar a Ilardya.

No le sorprendía que el arroyo no estuviera congelado, ya que aunque hacía muchísimo frio y algunos ríos que había visitado ya estaban completamente hechos hielo, sabía que este arroyo era visitado por muchas personas, ya que se encontraba en el Bosque de las Ánimas, el bosque que conectaba a Zunn con Pivoine y los lunaris con afinación al agua se encargaban de mantener que el flujo sea constantemente para que los viajeros de ambos territorios pudieran usarlo.

Recordaba la primera vez que pisó el Bosque luego de todo lo que había sucedido con Lyra y la Gran Guerra, ella y sus amigos lo habían cruzado a pie casi 6 meses luego de los sucesos para el segundo Baile del Sol y la Luna que se realizó en Pivoine, pero era una situación completamente distinta a la primera vez que estuvo en el bosque con sus amigos o con Lyra, esa vez era para una buena ocasión, para la unión entre ambos territorios, un suceso que terminó mucho mejor que el primero y que permitió que los bailes se siguieran festejando. En esos momentos se encontraba a punto de llegar a la entrada de la ciudad ilardiana, estaba a pocos kilómetros de distancia y tenía que dejar que Vela descansara, pero aunque no quería esforzarla, tampoco podían quedarse en la intemperie en esas temperaturas. Tal vez nevaría esa noche, pensó Elyon, como fue hace dos días, lo cual las obligó a parar en un pequeño pueblo en la costa de Zunn.

-Ven, vamos a entrar a la ciudad antes de que nos congelemos.- Y para no cansarla más, caminó a su lado a pie en vez de montarla. Su bolso tintineaba al lado de su cintura con su botella, cepillo y demás artefactos personales. Le agradecía mentalmente a la señora Gladys que le lavó la ropa en el pueblo, cuando muy amablemente le ofreció refugio para pasar la nevada y por la cual ahora llevaba puesto unos pantalones abrigados, porque realmente sentía que se iba a congelar. Sus guantes la salvaban, pero su capa seguía cayéndose hacia atrás por la ventisca, por lo que tenía que sujetársela con ambas manos. En menos de una hora llegó a la salida del bosque, ahora señalada con carteles producto de ilardianos carpinteros. Otra adquisición al bosque era el guardia que había en la boca saliente que daba al puerto de Pivoine, quien controlaba la salida y entrada de las personas, más que nada para que no hubiera un tránsito constante en el lugar y preservar un poco la naturaleza en sí.

-Buenos días, señorita, ¿nombre?- La saludó. En la entrada del lado de Zunn había una guardia alariense, quien también le había pedido que se identificara. Supuso que el hombre no la reconoció, ya que ninguno de los guardias del Reino de la Luna le pedia identificación, entraba y salia de Ilardya todo el tiempo.

hasta el sol y la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora