Bruno Irazabal ≒
- ¡Pá, ama! Me voy a la oficina! Son las seis y media! Hay café y crêpes con frutas en la cocina!- grité desde la escalera antes de irme, todavía no lo podía creer ¿qué habían hecho todo este tiempo sin la agenda? Pam no daba tres pasos sin consultarla.
Mi sobrina nació bien, me escapé un rato para ir a conocerla cuando mis padres vinieron del hospital a dar la noticia y descansar un poco antes de coger las riendas de su negocio, fué mala suerte que tuviese que quedarme porque fallaron los reemplazos a última hora.
Vivo a medio camino entre la oficina y la casa de mis padres, pero como estuvieron reformando se quedan conmigo, Alicia mi hermana les quedaba más cerca pero con la inminente llegada era mejor que se quedasen conmigo, aunque la semana próxima debería estar todo listo.
Al llegar ví la puerta de mi jefe abierta, me asomé y aún se estaba quitando la americana, mi jefe es unos diez centímetros más alto que yo y no soy bajito paso bastante del metro setenta, se nota que va al gimnasio yo soy algo vago y con ir a la piscina un par de veces por semana me conformo.
Su rubio natural es la envidia de la oficina y extrañamente su padre conserva una buena mata aunque ya es más gris que morena. Sus ojos marrón chocolate le dan aspecto de mafioso, porque es muy varonil con su espectacular y dorada cabellera, simplemente no parece humano.
Recuerdo mi primer día en la naviera, no dejé de seguirlo con la mirada hasta llegar al ascensor y desaparecer tras sus puertas. Era un placer llegar pronto y verlo recorrer la entrada, tiempo después casi no coincidía con sus rutinas.
De casualidad conocí a su padre, su terminal se había bloqueado y mi supervisor el señor Lennon me envió a controlar la situación. El dueño de la empresa parecía rendirse con la tecnología, mientras se frotaba la cara, intentando sacar las respuestas de su existencia de aquel monitor.Apenas lo ví supe que lo habían dejado sin espacio para que los programas se ejecutasen con normalidad, casi una hora después todo estaba sobre ruedas.
Además, escuchando sus preguntas, sin darme cuenta estaba sentado a su lado organizando sus tareas, me pidió ayuda para compensar la pérdida de tiempo y tras una breve de notificación a mi supervisor me quedé compartiendo despacho y burlándome de su secretaria que se trajo el portátil para hacer grupo, ambos muy buena gente y muy amables.
Luego sin aviso me trasladan al centro neurálgico de la empresa, una planta sembrada de puestos con oficinistas de todos los departamentos, ahí se colecta y procesa toda la information de la empresa desde bases de datos de clientes hasta informes acerca de cualquier aspecto a tratar en la empresa, se notaba el estrés cuando se juntaban proyectos de diferentes departamentos en una misma fecha y los días de temporal en que los barcos no pueden salir del puerto y podemos ponernos al día.
Recuerdo cuando Pamela llegó hasta mi puesto y me ordenó seguirla, dejé todo guardado y corrí a alcanzarla en el ascensor, tres plantas más arriba nos bajamos y me sentó en su mesa, dándome ordenes a diestro y siniestro mientras ella lo apuntaba todo en su agenda y llamaba aquí y allá concertando citas, cada vez que entraba al despacho del director me esforzaba por no asomarme a ver a mi fantasía de oficina.
Al menos esos días yo preparaba todo lo que Pamela le llevaba de comer y beber. Esa mujer es como una madre adoptiva, me cogió cariño en seguida y no dejaba de amenazarme con mandarme al director en un mal día, porque no dejaba de sacarle los colores cuando la pillaba tomando golosinas o rascándose, cuando creía que nadie la veía.
Los mejores momentos es cuando me dejaba echar un ojo al manual del ogro, una libreta donde recopilaba todas las manías de su jefe, lo más gracioso fué cuando leí una parte que decía:
"darle cafeína de forma inhumana antes de las juntas directivas"
"asegurarse de que no se duerme cuando su padre se pone filosófico en su despacho"
"que no se quite la corbata, porque no habrá forma humana de se la vuelva a poner ese día"
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Ríndete
Romance"Bruno es tan perseverante que no puedo creer que sea una persona normal, ser un cabezota sería subestimar sus capacidades.... Quizás algún día se arrepienta de ello" pero desde que Adam lo conoció no pudo dejar de pensar en él, ser su jefe lo vue...