Leer entre líneas

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B.I.≒

No tenía ni idea, bajé del autobús y no me sentía bien, pero los cuatro bocados que conseguí comer se me estaban indigestando. Frente a mi portal se encontraba mi hermana, mirando el reloj y paseando de un lado al otro de la puerta. Yo respiré hondo y me hice presente, para mi satisfacción me recibió con una bofetada y luego con ella escupiéndome que era mi culpa que su vida se esté cayendo a pedazos, que soy la razón de que Rodrigo tenga marcas de por vida y que tuviese que embarazarse para que su marido no la dejase por mí cuando las cosas se pusieran difíciles.

Quizás deba dejarlo pasar, pero no era justo, así que le dije lo que pensaba... Ya sé que puede sonar horrible no ser amable con una mujer que acaba de tener a su primer bebé y tiene que buscar ayuda, es mi hermana y siempre he intentado ser atento a sus sentimientos, pero yo también necesito mi espacio y hace años que hago mi vida por otro lado.

Cuando le regalé el pedazo de mi mente, sabe que si no le gusta su vida que la cambie si puede pero que se olvide de mí, como lo hizo cuando comenzaron los abusos o cuando mis padres no me hablaban y finalmente cuando decidió meterse en los pantalones de mi prometido porque le gustó el hombre y no le importaba que me rompiera el corazón de paso. Le dije que no volviese a acercarse a mí.

Subí a mi apartamento y fui directo al baño a vomitar todo el malestar de estos días, especialmente después de lo que pasó con Adam. No me sentía bien, no pude evitar ponerme a sollozar en el baño y no ví en qué momento mi hermana decidió seguirme.

Estaba ahí de pié con un arma apuntándome, por mi mente cruzaron imágenes de cómo había dejado las llaves colgando de la cerradura, las puertas abiertas a mi paso y mis motivos para estar de rodillas en mi baño.

- adelante Alicia ¡mátame!  Pero no cambiará nada, porque yo no tengo nada que ver con tus problemas ¿has ido a ver a tu marido o a tu hija?  ¡Vamos!  ¡Aprieta el gatillo! En la cárcel ya te enseñarán lo que es que te traten como si no valieras nada y así nos pareceremos más y llevarás unas cuantas de éstas- dije mientras hacía saltar los botones de mi camisa.

Escuché varios disparos y sé que no todos acertaron pero alguno hacía viese puntos negros y que la sangre brotara de mis labios, creo que dejó caer el arma y sentí sus pisadas alejarse. Busqué en mi bolsillo mi celular y marqué el 112, en mi mente pedía ayuda pero no sé si lo conseguí o no.

A.R.★

El viernes llegó deprisa e inexorablemente frío, desde que salí por la puerta para encontrarme con Lorena la noche anterior tenía la sensación de que estaba equivocado, que no era lo que debía hacer.

Llegué como de costumbre una hora antes y mientras el ascensor hacía su función mi mente se llenaba de las palabras y gestos de Bruno apenas un día antes y daría lo que fuese por borrar mis acciones y volver a sentir sus dedos en mi piel, estaba decidido a decirle a Bruno que no lo quiero rechazar, que necesito que vuelva y comprenda que si estoy cerca de él no puedo hacer creer a otros que soy el mismo de siempre.

Esperé en mi despacho su llegada, porque necesitaba.... su amabilidad y sus atenciones, su eficiencia y su forma de cocinar. Necesitaba que llenase los vacíos de mi vida con su voluntad imparable, con su manía de llamarme señor o jefe. Quería ver como intentaba ocultar que deseaba mis besos y caricias, que me diga que no, que negocie mis caprichos, volver a verlo llevar mi corbata como si fuese una joya y ver como intenta distraer mi atención para que el rubor de su rostro pase desapercibido. Necesitaba que llenase mi mundo con el suyo, que me explicase la razón de sus acciones.

Ya era tarde, pasaban las horas y los minutos y Bruno no aparecía por la puerta, comprobé con Dimitri que no se encontraba en el edificio, le pregunté a Linda que intentó localizarlo por teléfono y con sus padres sin éxito. Hablaba con mi padre acerca de Lorena y lo que pude averiguar cuando Dimitri irrumpe en el despacho de mi padre intentando recobrar el aliento

RíndeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora