Deseo, una fantasía y tú.

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A.R. ★

Tener tiempo, desear algo con intensidad y ahora Bruno... desde que posé mis ojos en él no he dejado sorprenderme. Su forma de ser, sus talentos ocultos, el mundo en el que vive y ahora el irresistible deseo de jugar con sus sentimientos... no es que pretenda hacerle daño, es solamente la fantasía de poner su vida del revés y que lo acepte.

Es domingo y en lugar de mi usual mal humor, una larga tarde de ejercicio físico para olvidar lo que me enfurece y algún tipo de comida a domicilio... me despierto después de un sueño repador, sobresaltado al escuchar la palabra hospital y la confusión ante lo nos encontramos, su prometido grave, su hermana desaparecida, la verdad que le ocultan y las humillaciones que acepta por el bien de quien no lo merece.

No tengo ni que decir que mi padre ya estaba investigando todo lo ocurrido, porque Bruno le inspira confianza, porque ahora además de en la empresa también su familia está en malas condiciones y yo soy la mayor de las preocupaciones. Una cosa eran mis capacidades como trabajador y futuro heredero y por otro lado lo que soy capaz de hacer en mi tiempo libre, porque estoy lejos de ser un buen chico.

Ahora Bruno está sentado frente mí, intentando recordar funciones vitales mientras desabrocho mi camisa, seguramente si pudiera pensar tendría un problema para resistir sus acciones.

Estas dos últimas noches han sido totalmente opuestas, la primera llena de condiciones y pasos a seguir, aunque emocionante porque nunca me había sentido atraído por un hombre y anoche.. . simplemente estaba hechizado por su falta de preocupaciones, el recuerdo de cómo buscaba placer en mí, ignorando mis reacciones, las nuevas sensaciones de tener sexo con él... y que sus propios deseos le traicionen en cuanto no es completamente dueño de sus actos, mi nombre... cada vez que sale de su boca es como una recompensa que no sabía que quería.

- Bruno... dime que quieres que me quede porque si me pides que me marche haré algo horrible contigo-

- Algo como qué? forzarme? - dijo cruzando sus manos sobre su pecho y apoyándose en el respaldo, siguiendo mis movimientos mientras dejaba mi camisa en la mesa de café, sin ningún orden en particular.
- pegarme? atarme tal vez? - continuó poniéndose en pie y delante de mí, se deshizo de sus zapatos sin agacharse y tras una mirada desafiante su camiseta desapareció por encima de su cabeza, se giró dándome la espalda, algo muy temerario de su parte.
- mm, no.... tú quieres marcarme - sujetando su melena, exponiendo su cuello que ostentaba las marcas de mis dientes y las rojeces dónde habían estado mis labios.

Pero por muy sugerente que fuesen sus palabras ver que no tan lejos de mis mordidas, estaban sus cicatrices... de pronto me dí cuenta de no me tenía ningún miedo, porque nada horrible que fuese capaz de imaginar, era comparación a lo que había sufrido ya en más de una ocasión.

Yo no deseaba entrar en esa categoría, a veces soy cruel pero no como para merecer ir a la cárcel por ello, aunque estoy seguro de no merecer el cielo precisamente. Puse mis manos en sus hombros y se acercó a mí, pronto tuve que retirar mis manos y rodearle con mis brazos para tener mejor postura.

- la gente suele temer mis amenazas- susurré en su oreja, dejó caer su cabello sobre mi hombro apoyando parte de su peso sobre mí. Deliciosa, suave y tersa piel bajo mis palmas y Bruno completamente relajado con los ojos cerrados disfrutando de mis atenciones, justo lo que quería, voluntad de estar conmigo sin ensoñaciones o alcohol de por medio.

- yo no soy gente, jamás seré o me pareceré a nadie más y tengo miedo pero no de tus amenazas -

Se me escapó un suspiro, no sabía que pensar de aquellas palabras
- si no temes las amenazas de tu jefe, dime qué podrías temer?- se giró entre mis brazos y de algún modo acabamos balanceándonos como bailando una canción lenta, me miró a los ojos y puso una de sus palmas sobre mi corazón

RíndeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora