Una promesa Real

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Veo a los tres hombres en frente de mi palidecer ante mis palabras y yo estoy lista para darles una pequeña lección que no olvidarán en unos años.

-Digame señor ¿así que las mujeres no conocen la fuerza? -Pregunto al tipo que se cree hombre-

-Su...su majestad lo sentimos...no fue la intención de mi amigo decir eso en su contra- balbucea el hombre q esta a su lado-

-Se equívoca usted- sonrió tomando un anillo entre mis dedos-

-No comprendo... -responde el mismo hombre-

-Es obvio que no va comprender, si es machista, peor sabrá comprensión lectora o auditiva, vera usted esto no se trata solo de mi, hablo en general, por todas las personas que son humilladas por hombres entre comillas como ustedes - digo recalcando lo último con mis manos-

Me acerco a los guardias y le extiendo el anillo que llevaba puesto a uno de ellos, me doy la vuelta viendo la pila de ladrillos que se encuentran en el suelo y una gran idea viene a mi mente.

-Disculpa ¿Cuál es tu nombre?- pregunto al chico que molestaban-

-Yo...Mi nombre es Nicolás, su majestad...-dice con la cabeza baja-

-Un gusto Nicolás, bien el día de hoy nosotros les daremos una lección a estos grandes hombres- le informe con una sonrisa-

-¿Nosotros? -Frunció el ceño-

-Exactamente, ven aquí - le hago seña con las manos-

Nicolás paso al lado de los tres hombres que hace unos minutos eran unos perros viéndolo como presa...Ahora lo miran como su única salvación, patético.

-Ustedes tres de rodillas- ordenó viéndolo a los ojos-

-¿Qué... qué ha dicho? -susurra uno de ellos-

-Dije que los quiero de rodillas -vuelvo a repetir-

-Esto es una total mierda -murmura uno de ellos-

-Pero si no he dicho nada todavia para que lo sea - digo acercándome a ellos-

Los tres obedecen entre quejas y insultos que pasó por alto, no gastaría mi voz en hombres que no valen la pena.
por el rabillo del ojo veo a Lewis soltar una risita para luego acercarse a mi.

-¿Qué crees que haces? -pregunta otra vez con su semblante serio-

-Darles una lección -es lo único q digo-

-Esto será interesante.

-Nicolás, dime un número del uno al veinte, por favor -Digo viéndolo a los ojos-

-pues sería el catorce - responde mientras coloca un mechón de cabello detrás de su oreja-

-Excelente! Guardias coloquen siete ladrillos en cada hombro de estos tres buenos hombres -declaro viéndolos-

Los guardias obedecen y se disponen a colocar los ladrillos en los hombros de ellos, luego de minutos de quejas y de súplicas los guardias cumplen su tarea.

-Muchas gracias- les agradezco y miro a Nicolás quien no dice nada- ¿Crees que es suficiente? -pregunto-

-Yo...No lo sé, creo que sí su majestad -susurra viendo sus manos-

Me quedo pensando un rato y luego vuelvo mi mirada al señor Harrison, quien mira divertido la escena.

-Señor Harrison, cree que podría hacerme un favor - pregunto con una sonrisa-

-Claro su majestad.

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Minutos después de haberle dicho al señor Harrison lo que quería, todos los trabajadores están reunidos aquí, unos miraban con burla, otros con curiosidad y otros simplemente se sorprendieron de verlos en esa posición. di un paso al frente y me dirigí a ellos.

 Eternal Curse Of The MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora