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Mientras escuchaba a esos científicos hablar y hablar, Andrea se preguntó si realmente le interesaba.

Hace mucho tiempo decidió que estudiar lo mismo que había estudiado su madre, era lo correcto.

Una ingeniería en informática, con el objetivo de quitarle las riendas de su herencia a su padre. Claro, había estudiado una segunda carrera y tenía un par de maestrías.

Odio cada segundo de clases aunque aún así se obligó a graduarse y aprender. Aprender fue fácil, siempre ha sido buena aprendiendo. Amar lo que aprendía no, nunca pudo hacerlo, de hecho, Andrea muy pocas veces ha amado la vida que llega y aunque es muy... triste, siempre relacionó su felicidad con las personas que la rodeaban.

De niña, solo podía ser feliz con su nana y cuando las obligaron a separarse la felicidad se fue junto con aquella mujer.

Russell, el dulce Russell la había hecho tan feliz, por primera vez en mucho tiempo, Andrea sintió de lo que solo había escuchado hablar... amor.

También lo sintió con sus amigas: Lena y Addison, sus únicas amigas.

Y luego, los perdió. A todos, de nuevo, estuvo sola.

Ella y su oscuridad.

Deseando algo de estabilidad fue en busca de un objeto, algo que su madre esperaba encontrar antes de morir: El medallón de Acrata.

Fue fácil encontrarlo, su madre lo había hecho fácil, la mujer había pasado muchísimo tiempo buscándolo, y cuando al fin encontró... una pista concreta, la ubicación, estaba embarazada y se contuvo de ir en su búsqueda.

Andrea fue a ese lugar, y lo encontró.
El medallón, esperaba encontrar paz, esperaba encontrar luz, algo que la hiciera feliz, que la hiciera sentir completa, más cercana a su madre pero, todo lo que encontró fue... oscuridad.

Cuando lo tomó algo brotó de ella, como si algo se activará, algo que había intentado esconder saliera de ella y luego, oscuridad.

Para cuando despertó, encontró una razón por la que seguir, por la cual logró superar el sueño que había tenido mientras estaba inconsciente.

Una mujer, una hermosa mujer.

Andrea la amo, la amo desde el momento en que abrió los ojos y la vio por primera vez, la amo tanto y como todo lo demás, como todas las demás personas que Andrea había amado antes... la perdió.

Sin explicaciones, sin disculpas, solo la dejó... hundiéndose en su miseria, en su oscuridad y sin nada.

Le tomó años decidirse, pero lo hizo, Andrea decidió que se había cansado de correr, de esconderse de su padre así que le hizo frente, descubriendo que era más cobarde de lo que ella creía.

Y ahora estaba ahí, ocupando la silla que había sido de su padre, sabiendo que había ganado, dirigiendo la empresa para la que había nacido y ella no se sentía feliz.

Solo era feliz cuando llegaba a casa y momentos después una hermosa mujer entraba por su balcón y pasaban horas haciendo el amor en la cama, pero luego ella se iba y Andrea se sentía mal.

No le gustaba la vida que llevaba, quería más, merecía más, había sufrido tanto lo menos que merecía era más ¿cierto?

Estaba cansada de conformarse.

Cuando los aspersores se activaron y todo el laboratorio se llenó de espuma se levantó de su lugar obligando a todos a mirarla. Sin decir nada más se marchó.

Eso había sido un desastre, no necesitaba palabras para hacérselos saber.

Pero tampoco las necesitaba para su propia vida.

Supercorp & los súper amigos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora