De un lado tenemos a Adam, CEO de una empresa que se preocupa por la felicidad de su abuelo, y del otro, tenemos a Darah, una fanática diseñadora que sueña con tener su propia marca. ¿Qué puede salir mal?
Abro la puerta de casa y al cerrarla no espero ni un segundo para gritar.
-Nos vamos a cenar!!! –salgo del pequeño pasillo que lleva a la puerta y la veo poniéndose de pie
-FELICIDADES, CARIÑO! –me da un fuerte abrazo y este es justo mi momento para llorar como una pequeña. Ella se separa de mí y toma mi cara en sus manos –Estoy muy orgullosa de ti, y mira que esto apenas está empezando. Vas a llegar muy lejos mi amor. Serás icónica y el día que te mueras la moda te recordará.
-Por qué ya hablas de mi muerte? –amabas, nos echamos a reír –Gracias nena, te amo –la vuelvo a abrazar – ¿Y el pequeño? –pregunto entre sollozos
-Está dormido, tuvo un día agotador en la excursión –me separo de ella
-Bueno, yo los voy a invitar a cenar, también irán los compañeros de los que te he hablado, Samuel y Alexa.
-A dónde vamos? –me mira con una sonrisa picara
-Lo sabrás luego de que me digas todo detallado de tu trabajo, pero primero déjame reservar –le digo riendo. Tomo mi móvil y reservo un poco tarde, pero es una buena hora –Ya –tomo su mano y la arrastro de vuelta al sofá.
-No ha pasado la gran cosa. Trabajo con un grupo amigable, aún no he hecho los mejores amigos, pero se siente bien trabajar con equipo como ellos. La empresa se nota que es de arquitectura, tiene una estructura un poco imposible para mi cabeza, pero se ve muy bien, y de la persona que tanto quieres que hable no sé nada porque me la paso evitándolo.
-Pobre hombre –rio –está loquito por ti.
-Debe superarlo, lo nuestro ya se acabó, ¿a ti como te fue? –evito su mirada
-Quién diría que volveríamos a estar tiradas en el sofá hablando de hombres –la escucho reír y la vuelvo a ver –Discutimos porque metí la pata.
-Qué paso? –empiezo a contarle todo lo que paso mientras ella me escucha y no olvido saltarme los detalles de la llorada que di hoy en la oficina. Ella me abraza y toca mi cabello despacio -Tú misma lo dijiste, lo único importante aquí es que estás en camino de lograr lo que quieres junto a las personas que más amas –deja un beso en mi cabeza.
-Nos arreglamos? –levanto la cabeza y la veo. Ella asiente mientras sonríe –¿Qué haría yo sin mi rizada favorita?
-Nada porque no existe una vida en la que no estemos juntas –ambas reímos y nos vamos a despertar al monstruito.
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En la casa hay movimiento por todos lados y mientras estoy en una decisión muy importante, Lissa aparece por la puerta y me hace a un lado.
-Este. –me pasa un vestido y así como vino se va
Veo el vestido rojo y decido ponérmelo. Me veo en el espejo desde diferentes ángulos y decido llevar este. Busco unos tacones negros y me los pongo para ir a donde Lissa.
