34. Un lindo recuerdo

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El viaje fue largo y volví a comprobar lo que me dijo la señora Sara. Recuerdo que la primera vez que viaje con él también estaba Alexa y me contó que él no podía dormir en los aviones, pero hace unas horas sí durmió, aunque realmente dudo que fuera por mí, aun así, eso no quita mis ganas de preguntarle, pero no lo haré.

Hace un par de horas me dejo en casa y me quede esperando a Lissa que nunca llego, así que me quede dormida. Estoy exhausta. Más tarde apareció y le invite a tomar vino en el sofá mientras hablábamos.

-Y qué tal? Quiero todo con detalles.

-Pues estábamos en una fiesta y desapareció de la nada, así que fui a buscarlo. –tomo un sorbo y ella me mira con intriga –Lo encontré cuando termino de tomarse una ducha –escucho como emite un mhm divertido con sus labios en la copa –La situación empezó a dar mil vueltas, tú ya sabes –intento buscar las palabras para decírselo –Terminamos teniendo sexo –tomo un largo trago y casi dejo la copa vacía.

Ella deja la copa a un lado, se pone de pie y empieza a dar saltitos.

- ¡AL FIN! Dios esperé tanto por este día, ¿te pusiste la lencería ese día? –asiento con la cabeza –JURÁMELO –vuelvo a asentir y ella sigue dando saltos. Se vuelve a sentar a mi lado –Ay Darah yo necesito uno de esos –estuve a punto de escupir el vino, pero lo trago con dificultad y me empiezo a reír fuerte –Shh mujer, que el niño está durmiendo.

Dice la que acaba de gritar.

-Tienes uno a disposición –chocamos nuestras copas y tomas un sorbo.

-No hables de él. Dime los detalles –me mira sonriendo de oreja a oreja.

- ¿Detalles? –aunque sea difícil de creer, no suelo hablar sexo con Lissa. Cuando estaba en una relación con Jake no le contaba esas cosas por teléfono, también contando con que casi no teníamos intimidad.

-Detalles –afirma –¿Si te hizo sentir bien?

-Bueno, bien no sería la palabra –me mira entrecerrando los ojos –Lo hicimos tres veces, creo con eso te respondo la duda –ella se lleva la mano a la boca y empieza a reír.

-Cuando vuelvan a tener un encuentro tienes que ponerte la lencería que él te regalo y si la reconoce tienes mi permiso para hacerle un oral –empiezo a toser y ella me da palmaditas en la espalda –¿O es que ya lo premiaste?

-No, pero el sí a mí –ella niega mientras sonríe –Todo fue color de rosas hasta que la mañana siguiente me encontré con personas en la casa.

-Me contaste que la habitación era de doble nivel, así que seguro no los escucharon, al menos que durmieran a su lado –toma un sorbo de su copa.

-Estaba gritando como loca –me tapo la cara con ambas manos por la vergüenza.

-Levántate Caperucita. Nos vamos a por un trago con Alexa para celebrar.

-¡Ay, no puede ser! ¿Me dirás así ahora? –no me dice nada y desaparece por el pasillo.

Me pongo de pie y voy tras ella. Le avisamos a Alexa y ella no duda en aceptar, así que sin tiempo que perder ambas nos empezamos a arreglar, no sin antes llamar a Max. Cuando estamos listas, Alexa nos avisa que está abajo y antes de irnos, Lissa le dice lo mismo de siempre a Max.

Salimos de casa y vemos a Alexa esperando por nosotras. Caminamos hacia ella y antes de llegar ella se da la vuelta y también se acerca.

-Hola linduras –las tres nos abrazamos al mismo tiempo –Necesito beber, el día fue un poco largo –ambas reímos y empezamos a caminar hacia un bar que ella nos quiere mostrar.

No puede ser tan complicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora