De un lado tenemos a Adam, CEO de una empresa que se preocupa por la felicidad de su abuelo, y del otro, tenemos a Darah, una fanática diseñadora que sueña con tener su propia marca. ¿Qué puede salir mal?
Abro los ojos un poco agitada y desconcertada. Enseguida miro a mi alrededor sin entender la razón y con cuidado me siento en la cama recordando el sueño y finalmente entiendo que la razón tiene nombre y apellido. Camino hacia el baño y me lavo la cara con agua fría.
No puedo llegar al trabajo con este pensamiento en mente.
Me termino de asear y salgo de casa con mi fiel compañía. Al llegar al trabajo y caminar hacia mi oficina no vi a nadie, ni siquiera a Alexa. Pensé en las mil maneras de las que me lo puedo encontrar y decidí que, si llego a verlo, voy a ignorarlo.
No me hace bien ir caminando por ahí mientras lo miro sabiendo lo que está pasando por su mente. En ninguna circunstancia puedo terminar arriba de su escritorio o silla, eso es muy peligroso para mi persona.
Digo, no me disgustaría, pero es una falta de respeto para los trabajadores. tal vez cuando no haya nadie, podría considerarlo.
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Después de escuchar tanto mi móvil sonar, suelto la prenda y decido tomarlo de una buena vez. En la bandeja veo varios mensajes de Lissa, de inmediato entro a su chat y veo un montón de mensajes que son un verdadero desastre.
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Froto mis ojos y parpadeo varia veces antes de abrir la foto que me envió. Abro la foto y veo que es Adam sentado en un restaurante acompañado de una mujer. Con razón no lo he visto ni una sola vez hoy.
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