Capítulo 11

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Narra Hera:

Dos mes, había pasado ya dos meses desde el entierro de Adam.

Las cosas siguieron su curso con normalidad, el colegio continúo dando clases con normalidad luego de unos días por luto a Adam.

Los desconocidos no me volvieron a buscar «lo cual me alegro», y al ver que no habían intentado, buscarme la policía dejo de prestar vigilancia a mi casa.

Mis amigas y yo estábamos en el colegio, eran las 3:30 de la tarde, por lo cual habíamos terminado las clases.

—Bueno... ¿por qué no vamos al parque?— pregunta Mónica.

—Lo siento... tengo que ir a la panadería por el pan o sino mamá me matará— le digo disculpándome.

—Okey... pero no te podrás librar de la noche de pelis, de acuerdo— me dice en tono de broma Beatriz.

Nos quedamos en silencio hasta que Lea lo interrumpe:

—Por cierto Hera.... Ten cuidado si.

Desde que la policía les dijo a mis padres lo del acoso que estaba sufriendo, ellos se volvieron más protectores conmigo. Y al ver lo sobreprotectores que estaban conmigo, fue inevitable que las chicas no se enteraran.

—Esta bien, adiós.

— Adiós— me dicen a coro.

(...)

Me encontraba caminando a casa después de comprar el pan. Iba caminando tranquilamente tarareando una canción de Taylor Swift en mi cabeza cuando chocó con alguien haciendo que las bolsas de pan caigan al piso.

—Disculpe... estaba distraída y no lo vi— me disculpo recogiendo las bolsas del suelo. Y cuando me enderezó y levanto la mirada me tomo con los ojos más grises que nunca en mi vida había visto.

—Tranquila...—me dice con vos calmada. Tenía un asento estraño, sonaba de otro país.

El se que queda mirando fijamente, produciendome escalofríos por alguna razón, lo único que ahí es darle una sonrisa tímida.

—Me gustaría saber, ¿cuál es tu nombre?—me pregunta con una rara sonrisa.

—Hera... Hera Müller— le respondo por cortesía.

—¿Y el tuyo?

—Damien Black y los chicos de atrás son mis hermanos— dice señalando a unos chicos detrás de el— El tatuado es Lucifer y el otro es Demon.

«Lucifer, quien rayos llamaría a su hijo como el diablo» pienso divertida.

—Hola— me dice Demon.

El era de cabello rubio, ojos azules y de cara perfilada. Tenía un cuerpo delgado pero se le notaba que ejercitaba, y su voz era muy atrayente. Tenía un cigarrillo en su mano.

Lucifer por otro lado era todo lo contrario. Era igual que sus hermanos de cabello rubio. Tenía ojos azules y una cara atractiva. Tenía los brazos llenos de extraños tatuajes y tenía perforaciones en las orejas. Tenía toda la pinta de ser un chico malo, y su aura era rara, se sentía peligrosa.

Damien también era rubio, de cara perfilada, lo único que tenía de diferente de sus hermanos eran sus increíbles ojos grises. Tenía el cuerpo como el de una persona que vive haciendo ejercicio, ósea, bien formado.

Los tres eran gigantes, me sentía como una hormiga a su lado, creó que incluso debían medir, casi dos metros.

—Y dinos Hera, ¿que edad tienes?— dejo de observarlos al ver que Damon me habla.

—dieciséis.. tengo dieciséis. ¿Y ustedes cuántos tienen?

—Yo tengo veinticinco, Damon veintidos  y Lucifer es el mayor con veintinueve— me dice y quedó asombrada ya que se veían mucho más jóvenes.

—¡Vaya!, se ven mucho más jóvenes.

—Jajaja, gracias— se ríe Damon.

me empiezo a sentir incómoda al notar que se me quedaron viendo fijamente. Con una rara mirada. Entonces, nerviosa les digo:

—Emm, fue un gusto conocerlos pero me tengo ir— les digo nerviosa. No sé por qué, pero ellos me dieron una mala sensación.

—No te preocupes. Adiós, y espero que prontos nos volvamos a ver— me dice Damien con una extraña sonrisa.

Cuándo también me despido de ellos y empiezo a caminar. Justo cuando paso al lado de Lucifer, dice algo en un susurro, creo que en Alemán.. no se, no le tome importancia.

Empiezo a alejarme de ellos, pero todavía sintiendo su pesada mirada en mi espalda. Un poco incómoda empiezo a acelerar el paso para llegar lo más rápido posible a mi casa. Deseando llegar a ella.

(...)

Narra desconocido:

Hay mein häschen.

Si tan solo supieras lo cerca que estamos de tenerte entre nuestros brazos, eres tan ilusa de creer que la policía podrá salvarte de nosotros.

—¿Cuando lo hacemos?— me pregunta el.

—En su colegio irán en unos días a un campamento, lo haremos ese día— le respondo con una sonrisa, que podría considerarse aterradora.

—No puedo esperar para tener a mi Dolly con nosotros— me dice con la voz claramente exitada y una creciente erección en sus pantalones. Eso era la que ella causaba en nosotros.

—No seas impaciente idiota— dice otra voz.

—Ten paciencia hermanito, pronto ella volverá dónde pertenece... con nosotros— le digo.

No te preocupes Hera. Volverás con tus dueños quieras o no.

mein häschen: Conejito mío

Dolly: Muñequita

En Alemán.




Presa de una obsesión [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora