Capítulo 17

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Ya ha pasado un mes desde que me encuentro aquí.

También un mes desde la violación, recuerdo que después de que me despertara del desmayo, ellos trajeron a un doctor para que verificará cómo estaba.

El doctor les dijo que había tenido una crisis nerviosas y al mismo tiempo un ataque de pánico, les dijo que tenía que descansar y recuperarme.

Pero a ellos no les importo, porque cada día era lo mismo, tomaban mi cuerpo a la fuerza en cada lugar de la maldita casa. En separado y a la vez al mismo tiempo.

Me estaba dando una ducha cuando ellos entran en el baño.

—Hera, hoy saldremos a un lugar—dice Lucifer, el es al que más temo— ni se te ocurra intentar nada, ¿okey?— me amenaza y asiento mientras intento tapar mi cuerpo de la visión de ellos.

Ellos sonríen. Demon se acerca a mi dándome un posesivo beso, lo intento apartar de mi pero lo único que logro es que apriete mi pecho con fuerza, provocando que se me salga una lágrima y un quejido.

Damien y Lucifer también se acercan para besarme. Aguanto sintiendo las náuseas.

—Adios kleiner Hase— dice Damien, antes de cerrar la puerta detrás de el.

Termino de ducharme y me cambio rápidamente con una bata esperando a que ellos se marchen.

Llevo días pensando en un plan de escape, últimamente ellos están saliendo mucho.

He logrado ganarme su confianza, haciendo que la cadena que me mantenía cautiva ya no estuviera.

Cuando siento el sonido de los coches, me asomo por el enorme ventanal, viendo cómo los coches se marchaban.

Rápidamente camino hacia la puerta dándome cuenta de que estaba abierta.

Que raro, ellos nunca la abren a menos de que estén conmigo.

Ignorando aquello, abro la puerta despacio, intentando no hacer ruido ya que todavía hay guardias en la casa.

Cerrando la puerta detrás de mi, empiezo a caminar de puntillas por el enorme pasillo, la casa era enorme e incluso parecía una mansión.

Rápidamente me escondí cuando veo a dos guardias pasar por el pasillo enfrente de mi. Me tapo la boca con la mano intentando hacer el menor ruido posible.

Cuando ya no los tengo a la vista, camino rápidamente llegando hasta una puerta ubicada al final del pasillo. Era su oficina, lo sabía porque varias veces ellos habían... abusado de mi allí.

Entro con cuidado a la habitación, cierro la puerta detrás de mi.

Empiezo a dar vueltas buscando algo me que pueda ver de ayuda, cuando veo un teléfono arriba de una mesita.

Rápidamente lo agarro con la respiración agitada. Decido marcar el número de mi madre con las manos temblorosas.

Me pongo el teléfono al oído esperando. Un tono, dos tonos, tres...

—¿Diga?— la oigo, mi madre, se le escuchaba la voz desgastada.

—Mamá— le digo soltando lágrimas, de la emoción al escuchar su voz.

—Mi.. niña, ¿de verdad eres tú?— me pregunta llorando.

—Si..

—¿Como estás? ¿Estás bien? ¿Dónde te encuentras?— me empieza a llenar de preguntas.

Cuando iba a responder escucho sus voces y apresurados pasos viniendo.

—No tengo mucho tiempo, no sé dónde estoy, ellos me han hecho mucho daño por favor ayu...

Presa de una obsesión [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora