Al día siguiente nos encontrábamos mi madre y yo en el psicólogo, por recomendación de la doctora.
El consultorio se encuentra conectado al hospital por lo que no tenía que trasladarme tanto, además me dieron unos días en el para poder recuperarme.
Yo no quería venir, pero mi madre me obligó.
—Buenos días, ¿en que les puedo servir?— nos pregunta la recepcionista de el área.
—Emm.. tenemos consulta con la psicóloga Ophelia— responde mi madre.
—Un momento— dice revisando algo en la computadora— en el cubículo 4, las está esperando.
—Gracias— agredese mi madre.
Empezamos a buscar el cubículo.
Cuando lo encontramos, yo me detengo delante de la puerta, tensa.
—Tranquila cariño.. todo saldrá bien— me dice intentando tranquilizarme.
Yo simplemente niego con la cabeza.
Ella me da una sonrisa de confort para tocar la puerta.
—Adelante— dice una voz femenina.
—Suerte— me dice mi madre antes de empujarme dentro del consultorio y cerrar la puerta.
—Hola Hera, soy la doctora Ophelia un gusto... siéntate— me dice la psicóloga, una mujer de al rededor unos treinta años. De pelo negro y ojos marrones.
Me siento en un sillón delante de ella.
—Bueno, estoy al tanto de lo que te sucedió y de verdad lo lamento mucho.
—Gracias—murmuro bajito— ¿ya me puedo ir?— pregunto impaciente.
—Por ahora no...— me dice— Hera, si estás aquí es para poder ayudarte, esto no es para que vuelvas a recordar los eventos traumáticos, sino para que poco a poco vallan quedando como una cicatriz en tu mente... algo que quedó en el pasado.
—Lo que si necesito es que me ayudes hablando para yo entonces poder ayudarte... ¿Estás dispuesta?— me pregunta con una sonrisa.
—Esta bien.
—Bien— dice mientras agarraba una libreta y un bolígrafo— comenzamos.
—Como te sientes ahora que eres libres de ellos.
—Por un lado... me siento feliz de que me hallan ayudado, pero por el otro tengo miedo de que vuelvan por mi.
—Es normal tener miedo. Pero tranquila, ellos no volverán a hacerte daño, estás a salvo— me dice— ahora, hay alguna cosa con la que sientas incomodidad o molestia.
—Emm cuando.. cuando un hombre se me acerca siento...
—¿Incomodidad verdad?— me pregunta con una sonrisa comprensiva.
—Si...
—Es entendible. Pasaste por un evento traumático por culpa de unos hombres, y al haber abuso físico y mental es posible que generarás una incomodidad hacia los hombres en general, causando así asco y el sentimiento de temor hacia ellos.
—¿Eso se llega a ir?— le pregunto confundida.
—Generalmente si, pero no por medicamentos sino por ti. Tendrás que afrontar ese miedo y tratar de buscar la comodidad en los hombres.
—De acuerdo.
(...)
Seguimos charlando un rato más..
Rato en el que llore por los recuerdos..—Bueno— dice mientras arrancaba una hoja de la libreta y anotaba algo— aquí te recetare algunos medicamentos por si sufres de insomnio o crisis nerviosas en algunos momentos, que es probable que suceda.
—Esta bien— digo parandome de sillón agarrando la hoja.
—Tambien está el día de la próxima cita y mi número de celular, por casos de emergencia— me dice con una sonrisa.
—Gracias— digo abriendo la puerta.
—Estoy para lo que necesites— me dice, y yo asiento antes de cerrar la puerta.
Volteo suspirando mientras me encamino hacia mi madre, que apenas me vio se levantó de dónde estaba sentada.
—Y... ¿cómo te fue?— me pregunta ansiosa.
—Bien... nos vamos— le digo.
—Claro— dice empezando a caminar, mientras pasaba un brazo por arriba de mi hombro, abrazándome.
—¿Estas bien?— me pregunta mi madre una vez volvemos a mí habitación en el hospital.
—Si.
—¿Segura?— me pregunta de nuevo, y yo cansada le respondo:
—Que si mamá, estoy bien— le respondo tirandome sobre la cama, mirando hacia el techo.
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Presa de una obsesión [#1]
Mystery / Thriller"Así es, somos tus amos, somos tu mundo, ¿Entiendes eso? No puedes vivir para nadie más, solo para nosotros, para complacernos". - Aedus Dagger l libro de la trilogía Obsesiones. ...... Todos los dere...