Presa de una obsesión [#1]

Capítulo 18

             Lugar: Estación policial de     
                          Whitebridge

Narra sheriff Santiago Martínez:

—En la noche del cuatro de noviembre de este año, fue atacado un campamento que se realizó  con los alumnos de segundo y cuarto año del colegio ××××. En el artercado se perdieron varias vidas, entre ellas estudiantes y el adulto al mando. También desaparecieron cuatro chicos, hasta ahora no se sabe nada de ellos. Nada más sobrevivieron cinco chicas, pero se desconoce el paradero de una de ellas ya que su cuerpo no fue encontrado por lo que se sospecha que puede estar viva... La joven Her...

Apago el televisor, no pudiendo escuchar más.

—¡Es que no hay nada, ni una misera pista!— digo volteando hacia mis compañeros a la vez que tiraba una carpeta a la mesa, con fuerza.

—No señor... hemos hecho de todo, pero ellos cuidaron bien sus pasos— dice mi asistente.

—Es que me parece imposible... la joven Hera Müller lleva desaparecida un mes, ¡un mes y no se ha podido encontrar ni mierda!— digo furioso.

Nos encontrábamos varios de mis agentes y yo en mi oficina, analizando el caso de la joven desaparecida.

Todavía es imposible de creer que halla ocurrido una desaparición en un pueblo tranquilo como el nuestro.

—Señor..

—¿Que?— digo sin importarme el tono con el que hablo. Quien me llamo fue uno de los nuevos oficiales, un novato.

—No sera mejor que cerremos el caso, ya es muy probable que esa chica a estás alturas este...

No puede terminar de hablar ya que otro oficial entra de manera repentina por la puerta, luciendo agitado.

—Señor, hubo una llamada.

—¿Que?— pregunto confundido.

—La madre de Hera Müller, recibió una llamada está mañana. Era la desaparecida señor— me dice.

—¿Y hicieron algo?, ¿consigueron algo?

—Si señor.. la llamada fue lo siguiente larga para poder rastrearla, ahora mismo lo están haciendo.

—Bien, me avisan cualquier cosa.

(...)

Estaba sentado en mi escritorio, leyendo una y otra vez el expediente de Hera, buscando algo que nos pudiera dar una pista cuando el mismo oficial de antes entra.

—Lo tenemos— me dice agitado.

—Que...

—La ubicación señor... sabemos dónde se encuentran.

—Okey—digo parandome rápidamente de la silla, agarrando mis cosas— Que se preparen los demás, no tenemos tiempo que perder.

La encontraremos.