Capítulo 12

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—¡Es hoy, es hoy!— digo dando brincos por la cocina.

Se preguntan porque tanta emocion... hoy en 31 de octubre, Halloween. Mi día favorita del año.

Dónde cada año se hace una fiesta en el colegio, sin la supervisión de los adultos.

Aunque tampoco es como si les pidieramos permiso.

Además de que le jugamos bromas a los profesores... aunque después nos llevemos un fuerte regaño.

—Calmate Hera, ya sabemos que día es, no hay necesidad de repetirlo tanto— me reprocha mi madre. Colocando sus manos en su cintura.

—Vas a ir a casa de las gemelas— me pregunta mi padre mirándome desde el sofá de la sala .

—Si, quedamos en prepararnos juntas—le respondo sentandome en un sillón.

    (...)

Estamos las chicas y yo en la casa de Beatriz y Lea. Habíamos quedado ir juntas a la fiesta que se hará por Halloween.

Para la fiesta Beatriz y Lea habían decidido ir a juego, usando un disfraz de diablas. Que las hacian verse guapísimas.

Mónica iba vestida como una enfermera, con algo se sangre falsa sobre su ropa. Y Lila se había decidido por un disfraz de mujer lobo, ella había intentado que el vestido la hiciera ver amenazante, pero lo único que lograba era que se viera adorable.

Yo por mi parte iba disfrazada de ángel, me había puesto un vestido corto blanco a mitad de muslo, tenía decoraciones de encaje y un corsé que me hacía ver la cintura de reloj de arena.

Llevaba el pelo suelto, de zapatos unos tacones de color blanco. No me coloqué maquillaje. Pero sin duda, lo que más destacaba del vestuario eran las enormes alas que poseía en la estalda, eran de un color blanco con detalles en dorado y plateado.

—¿Chicas, están listas?— pregunta Mónica.

—Si— digo dándome un último vistazo en el espejo.

—Vamos— dice Lea.

(...)

—Llegamos— dice Beatriz parqueando su coche.

Las chicas y yo bajamos del coche, y cuando habríamos la puerta del colegio, nos recibe una explosión de colores.

Todo el lugar estaba lleno de colores flourecentes. Las personas llevan de todo tipo de disfraces, había personas que llevaban alguna especie de pintura que hacía que el cuerpo les brillara.

—Hera, puedes buscar las bebidas— me pregunta Lila.

—De acuerdo.

Me alejo de ellas encaminandome hacia el comedor, allí era donde estaban las bebidas. Para las chicas escogí lo que ellas querían que era alcohol, mientras que yo escogí un simple refresco.

En lo que servía las bebidas ví que alguien se paró a las lado. Volteo a verlo con curiosidad pero no le puedo apreciar la cara ya que lleva una máscara de calavera que la cubre.

—Hola, Hera— me saluda con voz divertida.

—Hola... ¿te conozco?— le pregunto ladeando la cabeza.

—Soy Demon, nos encontramos el otro día— me dice retirándose la máscara permitiendome ver su inolvidable rostro.

—Ahh si... el hermano de Damien ¿no?— le sonrió

—Exactamente— me dice mientras se acaricia sus labios con la lengua.

No voy a mentir, aquel gesto me incómodo un poco.

—Y, ¿se puede saber que haces aqui?— le pregunto y continúo:— Digo porque, es una fiesta de los estudiantes del colegió... y si no mal recuerdo tu ya eres bastante mayorcito.

—Jajaja.. es verdad— se ríe.

—Estoy acompañando a un primo— me dice para darle un trago a la bebida que sostenía en la mano.

Nos quedamos en silenciador, lo que de escuchaba era el sonido de la música y de la gente gritando.

—¿Quieres bailar?— me pregunta.

Yo iba a aceptar pero no lo hice cuando lo atrape viendo mis pechos fijamente.

—Emm.. no gracias— le digo con una sonrisa incómoda.

—¿Por que?

—Es que... vine con mis amigas y.. tengo que volver con ellas— le digo y no le doy tiempo de responder ya que agarre las bebidas y me marché a toda prisa hacia donde ellas estaban.

—¿Por que tardaste tanto?—  me pregunta Beatrix con la voz agotada de tanto bailar.

—Había cola— me excuso rápidamente entregándole las bebidas.

Seguimos bailando y divirtiéndonos cuando Mónica me dice:

—Oye, hay un hombre que no te deja de ver desde hace rato...

Me giro mirando hacia donde ella señalaba, se me acelera la respiración cuando veo que quien me estaba mirando era Demon, el cual tenía una sonrisa burlona y una mirada que me mandó escalofríos.

—¿Estas bien?.. te pusiste pálida— me pregunta preocupada.

—No... todo está bien— le digo apartando la vista de el, aún sintiendo el corazón acelerado.

—De verdad por...

Ella no pudo terminar la frase, porque un chico entro abriendo la puerta de colegio de par en par. Cuando la música dejo de sonar el grito:

—¡Vienen los profesores!— grito agitado.

Todo el mundo empezó a correr para que los profesores no los pillaran, Lila agarro mi brazo y salimos corriendo hasta llegar a la entrada trasera del colegio.

Cuando salimos, corrimos rápidamente hacia el estacionamiento donde estaba el coche de Beatriz, subiendonos rápidamente.

Cuando el Beatriz pone el coche en marcha empieza a manejar para dejarnos en nuestras casas.

—Eso estuvo de locos— digo pasándole una mano por la cara para retirar el sudor.

—La carrera más larga de mi vida— dice suspirando Lea. Haciendo que nos hechemos a reír, ya que de la puerta trasera al estacionamiento del colegio no hay mucha distancia.

—Solo tu eres así— dice Beatriz riendo, pero con la vista hacia el frente.

Recargo la cabeza en el asiento, echando la cabeza hacia atrás suspirando.

Valla día.





Presa de una obsesión [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora