Primos Potter: los Herederos de la Magia

4. Una verdadera heroína

Una lágrima cayó por la mejilla de Scorpius.

—Ese era mi padre —jadeó—. Con...

—Con mi... tía Hillary —aquellas palabras sonaron extrañas a Jamie—. Ella murió...

—Por eso todos están tristes —sollozó Albus.

James abrazó a su hermano pequeño.

Scorpius se sentía impotente. Su padre había sido feliz, había amado y no a su madre. Había perdido a su único amor verdadero, arrebatándole toda su felicidad.

—No podemos contarle esto a nadie —dijo Scorpius—. Ni a nuestros padres.

—Tenemos que irnos —habló James.

—Me quedo con esto —Albus guardó la Piedra en el cofre.

—¿Y si alguien lo descubre? —preguntó Scorpius con boca pequeña.

—No lo harán —aseguró el pelinegro.

•••

—Primito.

—¿Que te pasa?

—¿Alguien se ha metido contigo?

—Solo dilo.

Freddy y Georgy sacaron a Jamie de sus pensamientos.

—Nah, estoy bien, chicos —mintió—. Es solo que quiero hacerlo bien en la exhibición de Quidditch de esta tarde.

—Lo harás bien —dijo Freddy.

—Te queda tiempo para pensar —habló Georgy.

—Tienes clases antes de la exhibición.

—Y lo mismo son charlas con tu padre y esa gente.

—¡James!

Jamie se giró para recibir a la prima de su padre, Annabeth, quien además era Prefecta de Gryffindor.

—Anna...

—Todos los de tu curso se van ya. Llegas tarde a la charla sobre la Elegida de Andraste.

—¿De Alejandro?